Capítulo 6

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Una noche de primavera, el ejército de Rash salió a emboscar a otro ejército que acampaba dentro del territorio villano. No estaban seguros de qué ejército se trataba, pero claramente no era un ejército villano, por lo que debía de ser un enemigo. No sabían qué estaban haciendo allí, tan cerca de ellos.

Contaban con el elemento sorpresa y los atacarían mientras dormían. Por eso, los otros soldados habían insistido en que no era necesario llevar a Dean, ellos solos podían. Pero Rash no quiso escucharlos, Dean los había ayudado bastante. En esos 7 años, su reputación se había ido a las nubes, ahora eran temidos como él siempre había querido, ahora nadie se animaba a contradecirlo en ningún lugar, ya nadie se animaba a llamarlo "sin poderes", como solían hacer en su juventud. Un General Villano sin poderes había parecido una mala idea, pero él les estaba demostrando lo contrario, con sus excelentes habilidades para liderar y crear estrategias de ataque. El Concejo de villanos lo adoraba, siempre lo recibía con halagos y condecoraciones.

Llegaron al campamento del ejército invasor, y los atacaron. Ellos, sorprendidos, trataron de defenderse como pudieron. Y Dean, como de costumbre invocó sus clones y comenzó a matar.

Y eso estaba haciendo, cuando una voz a su espalda le heló la sangre:

—¿Dean? —dijo una voz femenina. Él se dio vuelta sin importar nada, sin importar el duro entrenamiento de Rash, donde siempre le repetía que no debía darle la espalda a su enemigo. Y entonces la vio. Unos ojos color miel que lo miraban traviesos y sorprendidos. Dean no salía de su asombro, se quitó los lentes, los limpió y volvió a ponérselos: ¿Qué? ¿Diana? ¿No podía ser? ¿Era Diana? ¿En serio? Estaba bastante crecida.

Ella se camufló y él no dudó en imitarla. Sintió que una mano le tomaba la suya y lo llevaba lejos de la pelea. Esa mano, podía reconocer esa mano. Cuando estuvieron lejos, se volvieron a hacer visibles y se escondieron tras unas rocas grandes para no ser vistos y poder conversar, tenían mucho que decirse.

¡Sí! ¡Era su amiga! Con su cabello marrón recogido en una cola como siempre que se iba a dormir, tenía puesto un pijama verde, que consistía en un pequeño pantalón y una remera que dejaba al descubierto su panza. Estaba cambiada, muy cambiada. Más alta, más grande, más linda.

Ella lo miró a él, vestido con un uniforme negro y rojo, manchado de sangre, sus ojos azules se habían vuelto sombríos detrás de sus lentes, habían perdido el brillo que los caracterizaba, pero por un segundo, creyó reconocer a su amigo de la infancia. No lo dudaron y se abrazaron fuertemente.

—¡Creí que te habías muerto! —le gritó él, pues con tanto ruido no se podía escuchar nada.

—¡Y yo que vos eras el muerto! ¡¿Por qué tenías que desobedecerme?! ¿Por qué te fuiste? ¿Y qué es de tu vida? —Por un momento, ambos parecían haberse olvidado de la batalla que se estaba librando a unos metros de su ubicación.

—Mis padres murieron, Diana —le contó él con voz grave— Rash me ha ayudado bastante, y yo lo ayudo con las batallas.

—Wow, tu voz ha cambiado —notó ella

—Sí, vos también –reaccionó él, mirando su cuerpo—. Podrías cubrirte un poco ¿no?

Diana se rió.

—No seas tonto, así es como duermo, hace calor. Y volviendo al tema: ¿estás ayudando a Rash? ¿Qué? Es un maldito, mi padre me ha contado sobre él, planeábamos emboscarlo, pero parece que ya se dieron cuenta y nos emboscaron ellos primero. Un momento, ¡vos sos de su ejército, tenés puesto su uniforme!

—Claro, yo trabajo para él ahora.

—¿Estás loco? ¡Él es el malo! Ay, Dean —lo abrazó ella—, no puedo enojarme con vos, no ahora. En serio pensé que te habías muerto, te extrañé tanto. —Él le devolvió el abrazo y su corazón dio un salto. Se dio cuenta que él también la había extrañado, aunque se hubiera propuesto olvidarla para siempre, y hacía mucho que no recibía cariño, hacía mucho que no era tratado como una persona.

DeanWhere stories live. Discover now