Capítulo 12

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Dean, junto con sus clones debilitados, llegó finalmente a la torre que debía estallar. Había unos soldados seyrens custodiando la entrada. En su mejor momento le hubiera sido muy sencillo acabar con ellos, pero por el estado en el que se encontraba lo logró a duras penas, casi que no sale con vida de esa.

Su costado le dolía muchísimo mientras subía las escaleras, pero por suerte Rash le había enseñado a soportar el dolor, y es lo que hizo para poder llegar hasta la mitad. Colocó la bomba. Escuchó ruidos arriba, pero no les hizo caso, no iba a poder ganar otra pelea. Activó la bomba y salió de allí.

Corrió lo más rápido que pudo con sus clones, hasta que escuchó la explosión detrás de él.

Todos los soldados, amigos y enemigos, y hasta los soldados de Rash que aún no se habían enterado de la muerte de su general, se sorprendieron y se quedaron atónitos.

Dean volvió en busca de Len y Diana para festejar su éxito, y para conseguir un médico que lo ayudara con su herida. Pero sólo encontró al señor Len, que se notaba muy nervioso:

—¡¿Dónde está Diana?! —le preguntó histérico.

—No sé, nos separamos. Ya aparecerá, siempre aparece. Coloqué la bomba señor, ya ganamos.

Pero Len no pareció escucharlo, y ni se fijó en que el chico se sostenía con dolor su costado y que estaba muy herido por todo su cuerpo.

El ejército de los seyrens se rindió, y el de Rash, tras encontrarlo muerto, se retiró. Solo ellos, los araucis, quedaron en el campo de batalla, pero no había ni rastro de Diana.

Ahora Dean fue quien entró en pánico, y comenzó a buscarla, llamándola, por todas partes. Rash había mencionado algo sobre hacerle daño. No. No podía haberle pasado nada. Él no podría volver a vivir sin ella.

Finalmente unos soldados encontraron cuerpos quemados en lo que quedaba de la torre. Y uno de ellos, podía ser el de Diana.

Su padre se acercó a llorar a su hija, y se arrodilló junto a ella. Dean se arrimó también. No podía ser cierto. El dolor en su costado y en todo su cuerpo ya había dejado de molestarle. Esa no podía ser Diana, su amiga de verdad, su novia oficial.

Lo cierto era, que Diana había llegado antes que Dean a la torre, y había intentado colocar la bomba. Pero el general estaba siendo custodiado por dos soldados, que habían sido alertados por Rash sobre los poderes de camuflaje y ambos llevaban lentes térmicos, en caso de que el general villano tuviera razón. De modo que en cuanto Diana entró, la vieron y la detuvieron. La llevaron arriba con ellos, y la estaban interrogando cuando Dean explotó su bomba.

De haberlo sabido no lo hubiera hecho. Debió haber subido para ver de qué eran esos ruidos que provenían de arriba. Debió haber sido más cauteloso. Debió haber pensado un poco antes de actuar. Debió haber sospechado que algo extraño ocurría. Debió... Pero ya era tarde. Diana ya no estaba.

El vacío interior volvió a apoderarse de él. Ahora sí estaba solo de verdad. Pero este vacío era mucho peor que el anterior, porque este venía acompañado de culpa. Era un vacío desgarrador que amenazaba con destruirlo por dentro.

Se alejó despacio de la escena y del ejército de Len, jamás volvería. No lo merecía. Su felicidad solo había sido momentánea. De nuevo estaba solo y vacío. Lo había perdido todo en un solo segundo. En lo que duró su explosión.

¿Por qué no le había hecho caso? ¿Por qué no se había quedado con ella? No era tan necesario vengarse de Rash después de todo... ¿Por qué nunca le había hecho caso a Diana? En una sola cosa que le hubiera obedecido, y su vida no hubiera sido tan miserable.

Comenzó a caminar por el bosque sin ninguna dirección, hasta que cayó desmayado en el suelo, se había desangrado demasiado.

DeanWhere stories live. Discover now