Capítulo 17

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La mujer observaba a Dean dejar su carpa, estaba lista para atacarlo, había desenfundado su arma rápida y silenciosamente, solo tenía que apretar el gatillo. Sin embargo algo en su interior le impidió asesinarlo, no supo bien qué. Pero tampoco podía dejar escapar esta oportunidad de ayudar a su Nación a reconquistar su puesto de mando. Dean era la verdadera amenaza. Supo que se culparía a sí misma después por esto y esperó que no fuera un error, cambió su arma a modo de dardos y disparó contra el joven. Dean se dio vuelta sorprendido, pero no pudo hacer ni decir nada antes de caer desmayado al suelo.

***

Dean despertó atado en una carpa villana, esta escena le sonaba familiar, despertar secuestrado por los villanos. ¿Qué seguía? ¿Rash entrando a desatarlo y contándole que todo estaba bien si luchaba para él? Excepto que ahora él no era un niño indefenso. Apenas alguien con poderes entrara por esa puerta, él invocaría sus clones y saldría de allí. Esperó pacientemente unos minutos, hasta que por fin, la misma mujer de la noche anterior, entró por la puerta.

—¡Espera! –Fue lo primero que la mujer le dijo—. Sé que puedes escaparte fácilmente. Pero no te apresures, afuera te están esperando si intentas algo raro. Podemos destruirte muy fácilmente.

Dean miró la puerta, no sentía que hubiera poderes cerca, ¿le estaba mintiendo? ¿O se trataba de gente sin poderes la que estaba afuera? De todas formas, con ella cerca, él ya tenía a alguien a quien copiar y podría multiplicar sus clones.

—¿Sabes que no tengo miedo, no? –le habló arrogante a la mujer.

—Mira, dijiste que querías hablar –replicó ella, desde una distancia que consideró prudente.

—Sí, y me secuestraste –le respondió cortante él.

—Hablemos, y después podrás irte como una persona civilizada. ¿Qué es lo que querías decirme? ¿Y por qué a mí? ¿Killcide planea algún tipo de tregua? ¡Habla! ¿Por qué viniste?

Dean bajó la mirada, un poco avergonzado por lo que tendría que responderle. Claro, sus preguntas eran lógicas, él era un temido mercenario que estaba ayudando a un loco a acabar con el orden en la Nación Villana. Así era como esa mujer lo veía, y no como lo que realmente era él en el fondo: un niño perdido deseando poder encontrar una familia.

—No entiendo –volvió a hablar la mujer—, eres el mercenario más peligroso, causante de una revolución caótica, y te quedas ahí, atado, sin decir nada.

Dean levantó la vista pero no la cabeza y la miró por encima de sus lentes.

—Vos... por casualidad... ¿no sabés de algún bebé de tu familia que haya sido dado en adopción a los araucis... hace 18 años?

La mujer lo miró fijamente y relajó su posición en alerta...

—No puede ser... —balbuceó con la boca abierta—, tú eres... —Los ojos se le llenaron de lágrimas.

DeanWhere stories live. Discover now