Capítulo 10

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Ese día, todo el ejército del señor Len estaba preparándose para enfrentarse a los seyrens, que se habían cansado de ser diplomáticos y decidieron enviar un gran ejército para anexar Araucis como una federación más del territorio seyren. Sobre todo porque serían una gran adquisición contra los villanos. Len se había enterado de esto, y, como era su costumbre, planeaba un ataque sorpresa al poderoso ejército seyren para atacarlos antes de que llegaran a Araucis.

También Diana y Dean se preparaban, ella afilaba sus cuchillos y él preparaba el uniforme que usaría. Len se les acercó.

—Escuchen, chicos —les dijo— este es el plan, nosotros los distraeremos. Quiero que coloquen una bomba en esta torre —les dijo mostrándoles un mapa— la torre tiene muchas escaleras por dentro, y arriba de todo se encuentra el general de los seyrens, no es necesario que lleguen hasta arriba, pero igual suban para colocarla más o menos en el medio. Vayan juntos y camuflados, cuidándose las espaldas, como siempre.

Dean asintió y la miró a Diana con complicidad. El general Len se extrañó un poco al notar las miradas que intercambiaban los chicos, eran más amorosas que de costumbre, pero no reparó en eso demasiado tiempo, debía terminar de organizar el ejército para avanzar. Tenían que llegar esa misma noche.

—Dean, me recordás a tu padre —le dijo el señor Len, mientras caminaban hacia donde se encontraba el campamento de los seyrens—. Él fue muy valiente, y también lo extraño mucho. —Diana le hizo señas a Dean para que fueran a jugarle una broma a Murt, pero él prefirió quedarse a escuchar lo que Len iba a contarle, de modo que ella corrió hacia su lado— El día que atacaron nuestro pueblo —recordó el padre de Diana— juntos combatimos contra los soldados, le dije que no se preocupara, que estabas a salvo en mi casa. Dean, les dije que se quedaran allí, ¿por qué tenías que salir?

—No lo sé —suspiró él con tono arrepentido— tenía que ir a buscar a mis padres, no sé que pensaba, era chico.

—Pues hiciste muy mal.

—¿Y qué pasó con mi padre? –le preguntó Dean curioso.

—Juntos alejamos a los ejércitos que estaban peleando en nuestro territorio. Pero luego, no te encontramos por ningún lado. Y él encontró a su esposa muerta en la calle. Fue muy duro. Tu casa había explotado por una bomba, junto con otras, y pensamos que no habías sobrevivido. Diana luego nos contó que te fuiste a buscar a tus padres y que nunca volviste. Quizás habías entrado a tu casa antes de que explotara. —A Diana se le escapó una lágrima al recordar el momento más horroroso de su vida—. Lo cierto es que nunca encontramos tu cadáver, pero había varios cadáveres de niños quemados irreconocibles, podías ser cualquiera de esos, y era lo más probable. Después de eso, tu padre y yo nos enlistamos en el ejército, y di por terminado mi retiro temporal. Pero tu padre murió en la primera batalla, me salvó a mí de morir —Ahora a Len se le cayó una lágrima y no pudo continuar la historia— Perdón —dijo secándosela, y se adelantó a revisar el armamento que viajaba en un carro más adelante.

Diana miró a Dean con preocupación.

—Entonces él no murió ese día —pensó en voz alta él— Rash me mintió con eso también — murmuró—. Yo creía que se había muerto, creía que vos también habías muerto, creí haberlo perdido todo, pero no era así. Pude haber encontrado a mi papá...

Diana lo abrazó y le besó con ternura la cabeza, porque no se le ocurrió hacer nada más. Ella pensaba que él sabía que su padre había muerto así, pero por lo visto, Rash lo había engañado totalmente. Dean, por su parte, sentía que su corazón se llenaba de ira y de deseos de venganza.

DeanWhere stories live. Discover now