Capitulo 18

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NARRA BECCA

Tropece con unos pantalones olvidados en el suelo de la cocina que parecian implorar mi ya dispersa atencion, y arrodillada en el asqueroso y maltrecho suelo de madera maldije a mi ausente "compañero de hipoteca". Habia acertado al asegurar que con Eithan tenias bastantes cosas en comun, pero por desgracia, el desorden era una de ellas. Y ami me habia tocado adoptar el rol de ama de casa pulcra y detallista de medio tiempo, porque sino, ¿quien mas lo haria? Aunque la verdad era que se me daba muy bien, solo que yo no me habia dado cuenta hasta que lo asumi. 

Me levante buscando a tientas la mesa como soporte, ya que mi tremenda panza de 4 meses habia eliminado por completo mi jovial flexibilidad y energia. Para mi horror y alegria a la bebé le quedaban solo 30 dias para conocer este hermoso y cruel mundo. Cuando Eithan se entero de mi embarazo se quedo en una especie de estado de shock durante varios segundos, e inmediatamente despues se dirigio a unos libros viejos y descuidados para mostrarme gran parte de la informacion de la que yo no estaba enterada. Y asi me percate de que las mamás morcad despues de 5 meses de la concepcion daban a luz a sus criaturas. Yo habia dado por sentado que tendria que esperar 9 meses, por eso me lleno de sorpresa y emocion al descubrirlo. Aunque en ese momento de apuro lo unico que deseaba era una panza de embarazo normal, mucho mas desinchada y llevadera. 

Me fije en el reloj de pared: en exactamente cinco minutos comenzaba mi jornada laboral. Nuevamente iba a llegar tarde, aunque mi jefe ya estaba mas que acostumbrado a mis excusas, y para ser sinceros no mostraba el menor interes. Además creo que en cierto modo me comprendia: cuando debes hacer algo por obligacion y no porque te guste, te cuesta el doble y lo haces mal. 

Busque mi abrigo y me heche un vistazo en el espejo. Generalmente los evitaba la mayor parte del dia, porque lo que veia reflejado no me agradaba en lo absoluto: una mujer que se le habian venido los años encima y que parecia mayor gracias a una peluquera principiante que no supo diferenciar entre un tinte natural rubio y otro blanco, con un globo terraqueo reemplazando su anteriormente (y añorado) abdomen plano y unos dolores terribles hospedandose en su espalda y que la hacian adoptar una postura patetica y grotesca. Y cada vez que observaba esta imagen me arrepentia de mi desicion, aunque a los pocos minutos se me pasaba cuando Galilah me daba unas pataditas para recordarme que estaba alli, escuchando mis absurdos pensamientos. 

Tome mi abrigo y casi corri escaleras abajo, encontrandome, como todos los dias, con mi vecino cincuenton desnudista y fanatico de Bon Jovi y la parejita gotica del tercer piso que cada noche realizaban una especie de ofrenda hacia Satanas antes de hacer el amor. Creo que estaria encantada de llamar a Crowley y regalarle sus almas con tal de que dejaran de asesinar aquellas pobres ratas de laboratorio. Una vez tuve la opornutidad de salvar a una, cuando fui a pedirles que bajaran el volumen de su rock pesado y de paso recuperar la tostadora electrica que generosamente les habia prestado hacia un par de semanas, y que ocaciono que cualquier rastro de buena voluntad vecinal se esfumara. Esa misma noche Eithan comento que le parecia raro no escuchar los gemidos guturales de la chica, ya que era jueves y se suponia que ese dia tocaba. Yo me parti de risa y le respondi que habia rescatado a su pobre victima, y como si la hubieran llamado, Rémy asomo su linda cabecita blanca del bolsillo de mi bata.

Comence a caminar apresuradamente, aunque el local quedaba a solo tres cuadras de alli. Pero el trayecto se hizo mas largo porque habia comenzado a llover, y debia ir con sumo cuidado de no pisar algun charco y resbalar. 

-¡Llegas tarde, Miley Cyrus!

El simpatico y depresivo Aaron, nuevamente recibiendome con sus comparaciones de mal gusto. Segun su terapeuta, debia aprovechar cualquier oportunidad para lanzar un chiste, aunque fuera uno tonto y sin sentido. Solo asi la nube negra que llovia sobre su pelada cabecita se esfumaria. El pobre hacia poco se habia enterado de la homosexualidad de su esposa, y como no tenian hijos, se habia quedado completamente solo cuando esta la abandono por su varonil profesora de informatica para adultos.

La verdad era que solo mi renovado corte de pelo se parecia al de la famosa cantante, pero mi "rubio platinado" era simplemente blanco.

-Volviste a rebelar mi identidad. Mis fans comenzaran a creerselo. 

-Para mi, siempre seras Hannah Montana- el segundo farmaceutico al mando Elliot, quien siempre me saludaba de una manera demasiado efusiva y simpatica, a pesar de mi reciente rechazo a su enternecedora aunque tonta declaracion de amor. Me habia llevado a mi casa una caja con pastillas para el dolor de cabeza, no sin antes anotarla en mi cuenta para que Aaron me lo cobrara de mi salario, y dentro del paquete encontre una notita suya que declaraba su amor y su interes por ser el padrasto de mi bastardo. El pobre chico era un enamoradizo nato, y a pesar de una infinidad de rechazos, seguia sin darse por vencido. Su problema no era la belleza, ya que su tez morena y complexion fibrosa lo hacian bastante atractivo, sino su acosadora y temeraria personalidad. Me habia enterado que algunas chicas incluso le habian dado una orden de restriccion, aunque a mi no me hizo falta, porque una vez que quiso acercarme al departamento un abrigo que me habia olvidado en la farmacia (y que definitivamente no me lo habia robado a proposito), lo atendio Eithan semidesnudo y con su tradicional cara de pocos amigos. Desde ese momento me dejo en paz, pero sigo notando su mirada insistente e inquietante sobre mi.

-¿Tu que dices Amelia? ¿Sigo con la peluca puesta o me decido finalmente a vivir como una adolescente normal?

Amelia levanto el pulgar y asintio, pero no se despego ni un segundo de su nuevo ejemplar de George Martin. Era una lectora empedernida de unos treinta años, con el cabello negro hasta la cintura, una nariz aguileña y que para mi solo pesaba unos 45 kilos. Al principio creia que se olvidaba de comer debido a su concentracion en las historias, pero luego me di cuenta que incluso comia mas que yo. Cuestion de metabolismo y excelentes genes. Amelia estaba enamoradisima de John Snow, un personaje de Juego de Tronos, y rechazaba a todo admirador que no tuviese rasgos parecidos al de él. "Después no te quejes de que estas sola", solia decirle cuando algun cliente relativamente guapo le coqueteaba y ella lo auyentaba como una mosca por no tener una "barba negra y perfecta y cabello ondulado hasta los hombros". De todas maneras sabia que algunas veces con Elliot se regalaban sexo oral en el sotano entre las cajas vacias de remedios. 

Lo primero que hice fue colocarme la caracteristica bata blanca y luego ordenar algunos articulos de la seccion perfumeria que me habian quedado pendientes el dia anterior. Cuando termine agarre una revista y me puse a leer mi horoscopo detras del mostrador.

El caracteristico tintineo que anunciaba la llegada de un nuevo cliente me saco de mis pensamientos, y casi se me para el corazón cuando levante la mirada y lo vi: era Sammy vestido de federal y con un yeso en un brazo.

Camino hacia mi con aire desenfadado y algo distraido, y no me reconocio hasta que estuvimos parados frente a frente.

-¿Becca?- susurro casi sin aliento. Sali de detras del mostrador y lo abrace, y él me respondio con la misma alegria y sorpresa.-¿q-que haces aqui? Casi no te reconozco por...

-Si, lo se. Esa maldita peluquera estuvo a punto de morir aquel tragico dia- le dije sonriente, aunque mi sonrisa y las mil preguntas que pretendia hacerle se desvanecieron al observar su expresion. Parecia dolido y enojado.

-Nos preocupast- la frase quedo a medio terminar cuando sus ojos ficharon mi enorme panza, y se agrandaron considerablemente- dime que solo has engordado unos cuantos kilos.

-Es...complicado.- Aaron paso por nuestro lado y me lanzo una mirada desaprobatoria ya que habian llegado un par de clientes mas y yo debia estar de cajera- escucha, si quieres ven a mi departamento a la noche y hablaremos mas tranquilos.- tome un papel y una lapicera de mi mostrador y le anote la direccion. Entonces, mi atencion se dirigio a la vereda, y alli estaba el Impala: completamente vacio y solitario. Se me formo un nudo en la garganta cuando a duras penas pude preguntar:- ¿y Dean?

Y de repente, su semblante se ensombrecio. Mis manos comenzaron a temblar ante el anticipo de la mala noticia, y un mareo bastante feo me golpeo cuando dijo:

-Desaparecio hace un mes.

Lo que está prohibido me hace feliz (Supernatural- Terminada)Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz