Lo que está prohibido me hace feliz (Supernatural- Terminada)

Capítulo 23

2 MESES DESPUES

NARRA SAM

El tipo llamado Cole volvio a golpearme por enesima vez exigiendo respuestas que yo tambien estaba buscando. Se veia rudo, pero parecia que era la primera vez que hacia esto. Al parecer Dean habia asesinado a su padre hace ya muchos años, y aunque intente explicarle que la persona que conocia ya no era la misma en ese momento y que eso habia provocado que mi hermano actuara de esa manera, no quiso escuchar razones. Me sentia impotente atado a una silla, y mi mente solo abarcaba el rostro preocupado de Becca por no haberla llamado aquella noche como he venido haciendo desde que me fui en busca de la pista que me develaria o no el paradero de Dean. 

El hombre de mirada verde y hostil sonrio cuando escupi sangre y me estabilice.

-Eres mas duro de lo que imagine-acerco su rostro muy cerca al mio, y susurro- pero vamos a ver que tanto aguantas con la sorpresita que traje.

Un segundo despues su celular comenzo a sonar, y con una expresion de total fastidio lo saco de su bolsillo trasero. Su rostro volvio a modificarse cuando atendio, y parecia tan pacifico que me costaba imaginar lo que planeaba hacerme a continuacion. Se dirigio al exterior para mayor privacidad, no sin antes lanzarme una mirada de advertencia, y obtuve mi oportunidad al percatarme de unas llaves tiradas sin sentido junto a mi silla. 

Logre escapar con mas rapides de la que me hubiese esperado. No tenia celular y mi auto seguramente seguiria estacionado con una rueda pinchada a un costado de la carretera en la que me encontraba cuando Cole fingio amabilidad y solidaridad y me ataco. Corri un par de kilometros hasta asegurarme de haberme alejado lo suficiente, y me dispuse a hacer dedo mientras caminaba con cierta prisa a un lado de la calle. Un grupo de muchachos se apiadaron de mi e incluso cuando llegamos me ayudaron a reparar mi auto. 

Conduje con demasiada velocidad y nerviosismo, ansiando volver con Becca. No pude evitar recordar el dia en que nuestra relacion cambio por completo. Extrañamente pensaba en ello cada vez que nos separaba varios kilometros de distancia.

Aquella calurosa y soleada mañana, hacia aproximadamente dos meses, me habia despertado en la cama de Becca invadido por una inusual incertidubre e incomodidad. Parecia como si la noche anterior un huracan de palabras espontaneas y vergonzosamente sinceras hubiese arrasado con nuestras duras corazas de sentido comun, y todo esto se hubiese visto aplacado por una sensual lluvia de caricias extasiadas y gemidos de puro alivio. Pero ahora dudaba si aquella tormenta habia sido provocada por un real interes de avanzar o un momento de debilidad y lujuria. 

Becca no estaba, asique me levante aun desnudo y un poco mareado por mis preocupaciones, y me dirigi al baño. Pude escuchar detras de la puerta el sonido de la ducha corriendo, y estuve a punto de volver a la habitacion por mis boxer y esperar mientras preparaba el desayuno en la cocina a que Becca se desocupara. Pero en lugar de eso, una excitacion salvaje se instalo en mi pecho e hizo que entrara sin golpear, abriera la cortina tomandola por sorpresa al notar como cubria sus deliciosos pechos y mientras me aferraba a sus caderas la besara sin compasion al mismo tiempo que el agua caliente se deslizaba por nuestros cuerpos desnudos. 

La acorrale contra la pared opuesta, penetrando su boca con mi lengua e intentando abarcar su piel con mis manos. Ella se entrego de forma completa y con la misma intensidad, y eso logro excitarme mas. Y con unas inmensas ganas de saborear su gracia, me arrodille, coloque su pierna izquierda en mi hombro y deslice ferozmente mi lengua a traves de los exquisitos pliegues de su sexo. Cuando mordisquee con suavidad su clitoris para no lastimarla grito aferrandose a mi cabello y comenzo a balancear su pelvis contra mi rostro. Acabó con un largo gemido en mi boca, y puedo jurar que mi lengua nunca olvidaria su sabor unico e inigualable. Me levante con cierta torpesa, y la penetre  luego de alzarla para que me rodeara las caderas con sus increibles piernas.