Capítulo 22

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NARRA SAM

Galilah era una niña preciosa, pequeña y sumamente ruidosa. Podia llorar una hora seguida sin que su tono de voz disminuyera, y Adonis parecia empeñado en acompañarla con sus aullidos, formando un coro escepcional. Los vecinos ya nos habian llamado la atencion, y aunque prometiamos intentar mantener el mayor grado de silencio posible, sobre todo en la noche, se nos hacia casi imposible. En un arranque de histeria Becca propuso regalar a Adonis, y al escuchar su nombre, este se acerco meneando la cola y trayendo consigo su simpatica pelotita, y terminaba arrepintiendose de sus macabras palabras. Cuando Eithan no se encontraba en casa, Adonis vivia la mitad del dia en un refugio de animales, ya que como Becca trabajaba no habia nadie para cuidarlo, pero estando yo aqui el perro volvio a tener su rutina normal. 

Admito que los primeros dias fueron dificiles y muy largos, pero mi mayor recompensa fue presenciar las primeras muecas y gestos de Galilah. Becca habia cambiado su turno de trabajo en la mañana, por lo que yo era el responsable del cuidado de mi sobrina, y puedo jurar que habian veces en que me daba miedo dejar de mirarla. Sabia que en su comoda cunita no habian posibilidades de que se cayera o se lastimara con algo que sus curiosos y regordetes brazitos atrapara, pero simplemente no podia evitarlo, y habia descubierto que me encantaba observarla. Sus ojos verdes poblados de negras y tupidas pestañas curioseaban toda la habitacion, y cuando llegaban a mi retenia su vision con una adorable sonrisa desdentada en su boca. Y justo en ese momento la alzaba por decima vez en una hora y la llenaba de besos. 

A las 10 de la mañana en punto llegaba Becca para alimentarla, y media hora despues volvia a la farmacia. Cada vez que charlabamos le insistia en que no habia necesidad de que siguiera trabajando,y de manera mecanica ella siempre respondia lo mismo: "Mi madre me dejo una gran suma de dinero, aparte de varias tarjetas de credito para abastecerme sin necesidad de buscar un empleo. Pero parte de mi nueva vida era el hecho de encontrar normalidad, y esto que hago forma parte de una rutina. Y me gusta". Y ya con eso no me daba oportunidad de replicar.

Becca parecia otra persona. Desde el nacimiento de su hija estaba radiante; se habia dado el tiempo para ejercitar y bajar los kilos de mas (cosa que no le costo mucho por su contextura fibrosa y pequeña) y se habia teñido nuevamente de su color natural. Creo que se dio cuenta que estando yo aqui no habia necesidad de esconderse ni aparentar algo que no era su estilo. Galilah era la luz de sus ojos, en los unicos momentos que la soltaba era para cocinar, dormir o ir a trabajar, y si que le costaba despegarse de ella. Ya era costumbre que me soltara unas 1000 indicaciones sobre ella antes de partir, pero era un simple instinto materno.

Me habia tomado la molestia de investigar sobre el "don" de Becca, y habia descubierto varias cosas interesantes. Una de ellas era que ese poder se lo habia transmitido a Galilah, pero que para activarlo debia pasar por un simple aunque tortuoso ritual. Me pregunte en que momento y lugar del bunker Becca hizo todo lo que lei. Además la prueba de todo ello descansaba en una marquita sobre la la delicada piel del antebrazo derecho de Galilah. 

Con Becca nos llevabamos de maravilla, y cada dia que pasaba nos entendiamos mejor. Incluso habian veces en que notaba cierta "tension", pero de la buena, entre nosotros, sobre todo cuando sin darnos cuenta nos quedabamos en un completo y comodo silencio contemplandonos y sonriendo como idiotas. 

Sabia que estaba mal. Sabia que Dean hacia apenas un par de meses atras habia desaparecido. Sabia que debia mantenerme alejado y cumplir mi rol de amigo. Esque simplemente me lo hacia tan dificil, y hasta percibia que ciertas situaciones "inocentes" las tenia planeadas de antemano, o les guistaban tanto como a mi. 

Al cumplir dos meses Becca tenia turno para llevar a Galilah a una revision con el medico para confirmar que seguia todo en orden. La cuestion fue que ambos nos quedamos completamente dormidos porque la noche anterior nos enganchamos con un par de peliculas bastante viejas, y rebajabamos las palomitas con vino blanco. Y entre idas y venidas, Becca olvido o no noto que yo aun seguia duchandome, y corrio la cortina bruscamente y con apuro, provocando un congelamiento en ambos al percatarnos de la desnudes del otro. Sus ojos me recorrieron con cierta lentitud, y mi amigo le respondio con un vergonzoso respingo que no pude evitar, y eso fue la llamada de alerta para que me tapara nuevamente con la cortina y ella volver a salir sin molestarse en cubrir su redondo trasero. Dos segundos mas tarde abri la canilla de agua fria, para asi refrescar un poco mis ideas.

Lo que está prohibido me hace feliz (Supernatural- Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora