Capítulo II

2.3K 182 9
                                    

Navegaron serenamente por un pedazo del mar tranquilo en el Grand Line al día siguiente, cada uno sumergido en su burbuja de comodidad, pero el sonar de un barco sacó a todos de su tranquilidad.

—¡La marina! —Nami se desesperó al ver aquellos barcos de vela blanca con el logo de arcos celeste cerca. Gritó para que cada tripulante escuchara su llamado, causando alegría en el capitán, quien buscaba diversión en aquella batalla.

Zoro bajó rápidamente para ver esos barcos molestos que interrumpían su siesta matutina. Pero se fijó en una silueta que navegaba cerca de aquellos marines.

Su rostro palideció cuando vio una gran espada en la espalda de aquella silueta. No había duda alguna.

Era Dracule Mihawk.

«¿Cómo demonios llegó aquí... o mejor dicho ¿Qué demonios hace aquí?» Pensó algo nervioso mientras veía a la marina acercarse al Sunny.

Dracule Mihawk es considerado para todos como el mejor espadachín, al igual que el hombre más fuerte de los Sichibukais, por ello Zoro anhelaba pelear contra él.

—¡Marimo! —Sanji le golpeó la nuca, regresando a su compañero a la realidad. —¡Si no te has fijado estamos siendo atacados por la marina! ¡Mueve tu trasero y esas katanas, idiota!

Corrió rápidamente al lugar donde se dirigía velozmente una bala de cañón lanzado por aquellos idiotas de traje blanco y azul. Definitivamente los marines estaban allí por el almirante, quien les dio la ubicación del barco.

Cortó a la mitad aquella bala, sin quitar su mirada de aquellos ojos de halcón.

—¡Apresúrense!

El barco de la marina se acercó lo suficiente para que los marines invadieran el Sunny, causando una batalla a mano contra la tripulación pirata.

Mihawk escuchó el alboroto de aquella batalla, y con ayuda de su espada, comenzó a acercarse al punto. Fue llamado también por el almirante, quien como participe de los Sichibukai, debía de cumplir su labor protegiendo a los marines.

Zoro se desesperó más aún cuando se dio cuenta de las intenciones de aquel espadachín, por lo que con más fuerza y precisión, derrotó a los marines que estaban cerca de él.

Todo hombre que pisó el Sunny fue derrotado por toda la tripulación, por lo que el nuevo escuadrón del barco iba a saltar, pero se dieron cuenta de la presencia del sichibukai.

—¡Dracule Mihawk! —Sonaron varios suspiros de alivio por parte de los marines. Usopp y Chopper se desvanecieron de miedo al ver aquellos ojos intimidantes.

Zoro colocó el pulgar en la Tsuba de su katana, desvainando una pequeña parte de esta, emitiendo que estaba listo para luchar.

Mihawk pisó el suelo del Sunny, admirando con una pequeña sonrisa a Zoro, causando que este desvainara por completo su katana.

—Que bonita manera de saludar, Roronoa —. Mihawk también desvainó su espada, que se encontraba en su espalda, para poder atacar a su contrincante de pelo verde. —No puedo permitir que dañen más a estos novatos de la cleptocracia.

Los marines estaban callados, al igual que los "Mugiwaras", admirando temerosamente la próxima batalla entre dos espadachines. Algún que otro se ofendió por el comentario.

—¡Cumple tu sueño, Zoro! —Luffy gritó a su compañero con alegría, causando que Usopp le golpeara en la cabeza, ordenando que se callara, que o si no, Mihawk los iba a matar.

Zoro fue el primero en atacar, con la Wado Ichimonji en su boca, la Kiketsu en su mano izquierda y la Shusui en la derecha. Corrió hacia su oponente, estirando sus brazos horizontalmente hacia la derecha, junto con Wado que también se estaba inclinando.

Desata una gran aura, seguido de un escandaloso rugido causado por el ataque, haciendo que Mihawk diera un paso atrás, curvando sus rodillas para poder cortar aquel "dragón".

Con su mano derecha, Ojos de Halcón movió su espada que se encontraba en su abdomen hasta la altura de su cabeza, causando que un corte simple chocara con el ataque de Zoro, derrumbándolo por completo.

Zoro estaba pálido por la gran diferencia de fuerza que aún permanecía en aquellos dos, pero no se dio por vencido.

Repitió varias veces los ataques, variando el movimiento de estos, pero siempre concluía con Dracule esquivando o cortándolo.

En ningún momento el azabache había atacado; no le gustaba ser "una bestia atacando a un conejo", pero con un simple movimiento de su espada negra pudo debilitar a Zoro, dejándole una gran herida en su brazo izquierdo y derecho.

—Maldición —. Zoro corrió nuevamente para poder atacar, pero Mihawk con un movimiento elegante de su Yoru, cortó su pecho, esta vez, una herida más profunda.

Zoro quedó paralizado en el suelo, sin poder creer, que en su segundo reencuentro, había sido derrotado nuevamente.

Se sentía humillado, decepcionado de si mismo.

Mihawk, mirando a su presa en el suelo, colocó nuevamente su espada en su espalda, callado.

—Aún te queda mucho camino por recorrer, Roronoa—. Y sin decir nada más, se subió a su bote y se marcho con velocidad gracias a la corriente de aquel, ahora, bravo mar.

Zoro no se podía levantar del suelo, estaba seguro que si movía cualquier extremo de su cuerpo, moriría.

—¡Maldición! ¡Soy un desastre! —Murmuró, mirando como Mihawk se iba alejando con su balsa.

La tripulación se había olvidado de los marines que circulaban, hasta que el nuevo escuadrón, mucho más grande que el anterior, invadió nuevamente el barco.

Pelearon con todas sus fuerzas, y derrotaron a la mayoría. Pero tenían un mal presentimiento.

—¿¡Dónde está Zoro!? —Gritó preocupado Chopper al no ver al espadachín inconsciente en el suelo, por lo que miró a los demás, preguntando si lo habían levantado y llevado a la habitación del médico.

Zoro había sido capturado por la Marina, quienes se aprovecharon de la situación para capturar al hombre con la segunda mayor recompensa de los piratas.

—¡Zoro! —Gritaron sincrónicamente, viendo como su compañero estaba siendo llevado por aquellos marines sonrientes.

Nami dio las instrucciones para poder emprender el viaje, pero la corriente les hizo una mala jugada.

Se estaban alejando.

—¡Deben de hacer algo! ¡Si seguimos así, perderemos la vista a esos idiotas!

Intentaron remar con todas sus fuerzas en contra de aquella corriente, pero no sirvió de nada. Era lo suficientemente poderosa como para transportar un barco de un país a otro en menos de un día.

—Z-Zoro... —Luffy estaba inmensamente preocupado, sintiendo como el barco se iba alejando rápidamente del camino correcto.

Sanji sacó un cigarro de su bolsillo, junto con un encendedor, y se dispuso a fumar sin emitir palabra alguna.

Robin, Chopper, Nami y Usopp estaban mirando desde la proa, intentando idear algún plan para rescatar al peliverde.

Brook y Franky, quienes sabían la imposibilidad del asunto, se sentaron al lado de su capitán.

Un silencio inundó el Sunny.

El mejor espadachín -MiZoحيث تعيش القصص. اكتشف الآن