Capítulo XVIII

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Shanks estaba serio, y sin decir palabra alguna vistió a Zoro, como padre viste a su hijo.

Zoro no quería moverse para no interrumpir su pensamiento de que todo lo que hizo fue por el bien de su amante. Pero como tal, persona rebelde tiene subconsciente dolorosa; una parte de la mente de Zoro decía que era completamente ridículo la decisión que había tomado.

¿Que haría ahora? No creía poder soportar semanas en la isla esperando la llegada de sus compañeros, ni menos hablar con Mihawk para pedirle que lo lleve a una zona de encuentro establecida por la tripulación.

Shanks bajó las escaleras, dejando a Zoro sumiso ante sus pensamientos masoquistas. Él tampoco estaba feliz, pero intentó no pensar mucho en ello, y dejar en su mente la clara intención de todo aquello.

"Evitar que Mihawk sufra" ¡A la mierda! Mihawk estaba sufriendo ahora mismo.

Pero preferible que sufra una ruptura ahora que una ruptura después, sumada con una presión social, o al menos eso creía.

Mihawk limpió su cara y tomó una botella de vino, en silencio. No miró hacia ningún lado, no respiró fuerte ni caminó rápido. Solo existió, maldiciendo su presencia en aquel castillo.

«Supongo qué... ». Pensó mientras subía las escaleras, escuchando el eco de sus pasos y el chocar de la botella con la baranda. «Esto fue es todo.»

•••

Luffy se desesperó cuando vio a su tripulación caer ante aquel sichibukai. Apretó sus dientes por el odio y la desesperación, mientras corría hacia el lugar de batalla.

Llevaban tres semanas buscando la isla Kuraigana, y con ello obviamente, a Zoro, pero no lograban encontrar la dirección correcta, para finalmente descansar un par de días en Sabaody. Hasta que un personaje rompió cada burbuja de comodidad.

Bartholomew Kuma, Sichibukai de primera, es conocido por ser un revolucionario caído. Él era un usuario de una habilidad que le permitía repeler cosas, estaba en el archipiélago con intención de ayudar a los piratas.

Si bien odiaba como debía hacerlo, no tuvo otra opción. Su fuerza no era lo suficiente como para sobrevivir en el "Nuevo Mundo". Pero el anhelaba ver al hijo de su líder cumplir su sueño, realizando este medida sin pensarlo mucho.

•••

Ya habían pasado tres días. Zoro en ningún momento salió de su habitación, se mantuvo bajo llave todo el tiempo, sin salir ni para comer, entrenar o ir al baño.

Mihawk comenzaba a preocuparse. Si bien podía deducir que ya no existían lazos, siempre se preocupó por el muchacho de cabello verde.

Shanks se había ido aquella misma noche. Quiso quedarse un tiempo más para atender a Zoro, pero supo que no era lo correcto.

Zoro sentía sus músculos entumecidos, ya que no había hecho movimiento durante tres días seguidos por primera vez en catorce años.

Cerró sus ojos y se levantó de la cama rápidamente, pero se arrepintió a los segundos después, ya que un mareo apareció debido a que no había comido hace días. Apretó los ojos y maldijo su cuerpo por ser tan débil.

Abrió los ojos y con ayuda de sus manos se levantó del suelo. Apoyó sus piernas en la cama y logró estabilizarse.

Se quitó su camisa y cambió su pantalón por un buzo gris, junto con unas pantuflas negras.

Rascó su cabello y tras un largo suspiro abrió la puerta suavemente, temiendo que el mayor se encontrara en el pasillo.

No sintió su presencia y caminó rápidamente por el pasillo hasta llegar a las escaleras. Bajó y paró en seco cuando lo vio. Su espalda cubierta por su gabardina carmesí seguía mostrando su sensualidad, una pierna sobre la otra demostraba desinterés. Se encontraba sentado en el sofá leyendo el periódico tranquilamente.

Apretó los puños, y sin decir nada y con la cabeza baja caminó a la cocina, cerrando la puerta.

Mihawk cerró los ojos cuando escuchó la puerta cerrarse, y los abrió decidido. Se paró del sofá y se dirigió a la cocina, abriendo la puerta a su paso.

Zoro sintió un escalofrío recorrer su espalda cuando escuchó el molesto chirrido de la puerta, indicando que su maestro estaba detrás de él.

Sentía su nuca caliente por la fija mirada del mayor, pero no se inmutó, siguió preparando su comida lentamente por la falta de fuerzas.

—Deja eso ahí, yo lo terminaré, estoy seguro que con esa fuerza no podrás hacerlo —. Zoro sintió como una lágrima aparecía por su ojo izquierdo al escuchar su voz.

«¿Por qué siempre es tan amable? Acabo de engañarlo con su mejor amigo, ¿y se sigue preocupando por mi? » Dejó los utensilios en su lugar y caminó hacia el comedor sin mirarlo.

—Roronoa... —Paró en seco su caminata lenta, poniendo atención en lo que iba a decir.

Un cosquilleo invadió su estómago y nariz, sintiendo una lágrima cayendo por sus mejillas. No supo si eran de felicidad de por fin ver aquella cabellera verde que tanto extrañaba, o si era por la pena de lo sucedido.

Otra lágrima cayó y se maldijo. Pero no podía quedarse callado.

—Nunca más... nunca más te encierres así, es malo para tu salud.

Zoro sintió como todo se derrumbaba a su alrededor. No era necesario verlo para saber que estaba llorando, y eso le partía el alma.

«Bien hecho Zoro, rompiste algo tan bonito como si nada... » Abrió sus ojos para mirar el suelo y agachar su cabeza por la culpa.

Caminó un poco más rápido hacia la puerta sin mirarlo. La cerró a su espalda y se olvidó de la comida y que Mihawk lo estaría esperando en el comedor.

Corrió lo más rápido que su cuerpo le permitía y se encerró nuevamente en su habitación.

Se cayó de rodillas y comenzó a llorar fuertemente. Ya no temía que alguien lo escuchara, o que alguien se preocupara por él, solo quería desaparecer de ahí, irse para siempre.

Miró a la ventana y deseó con todo su ser que sus compañeros le dieran señal de donde estaban, para poder tomar un barco, o simplemente irse nadando hacia ellos.

Mihawk dejó la comida sobre la mesa del comedor y tomó nuevamente el periódico. La portada llamaba su atención y lo emocionaba un poco.

Monkey D. Luffy, capitán de su muchacho, estaba parado con su sombrero en manos.

—Al parecer... que tendrás que quedarte más tiempo acá... —Miró la portada nuevamente, curioso.

—... Dos años.

El mejor espadachín -MiZoWhere stories live. Discover now