Capítulo XX

915 90 8
                                    

—¡Un almirante! —Zoro echó a correr hacia el ventanal del salón, y de ahí, veía entrar a Kizaru, conocido como el hombre más veloz de todos, y, por supuesto, un hombre de alto rango de la marina.

—¡¿Por qué demonios hay un almirante acá, Mihawk?!

Mihawk, con su cara inexpresiva le recordó su rango y título, y con ello, el hecho de que ningún marine cualquiera sería capaz de derrotarle.

Aunque conocía su poder, sabía que las cosas serían más difíciles si un almirante se presentaba a la batalla, y más si intentaba protegerlo.

—¡Vamos! Solo golpeé a un marine encubierto, ¡no era necesario para que enviaran a un maldito almirante! —Exlamó, incrédulo, ante la exageración del almirante de flota.

—Roronoa, vé a mi habitación y quedate ahí sin salir —. Tomó su espada negra para batallar.

—¡Te ayudaré, anciano de mierda! ¿Cómo planeas batallar contra mil marines tu solo?

Mihawk sonrió con arrogancia.

—Ni mil marines juntos me llegan a los talones, Roronoa.

—¡Pero si un almirante! —Zoro comenzó a desesperarse, y en medio de su nerviosismo, sacó sus katanas y cubrió la espalda de su maestro.

—Tomemos esta batalla como un entrenamiento... o simplemente déjame que pelee a tu lado, Mihawk —. Besó su cuello con algo de timidez. Este cerró sus ojos por un momento; no le pareció mala idea después de todo, un buen batallón después de tres días de encierro le ayudaría.

—No habrá tiempo para lamentaciones, Roronoa... —Abrió la puerta y sin pensarlo se lanzaron en contra de aquellos marines novatos que sudaban por el miedo, pidiendo a voz alta que no los mataran, pero Mihawk no tenía piedad, no perdonaría a ningún marine que lo retara.

Zoro movió con elegancia sus katanas para poder derribar a la mayor cantidad de enemigos posibles, y por cada corte que daba, más cerca de aquel almirante estaba. Esas tres semanas de entrenamiento habían servido.

—¡Cuidado, Zoro!

Zoro se giró a ciento ochenta grados para defender su espalda de Kizaru, quien había recreado una espada con ayuda de su fruta del diablo.

—Cuando Sengoku-san me dijo que Roronoa "Cazador de piratas" Zoro se encontraba con un sichibukai pensé que era una broma muy absurda, pero vaya sorpresa me he llevado... —Kizaru, tras su discurso de habla lenta, atacó con más precisión al peliverde, quien ya comenzaba a caer por la falta de movimiento.

«M-Maldición, tuve que haber calentado antes de hacer esto» Pensó, mientras sentía como su rodilla comenzaba a fallarle cada vez más.

Mihawk no tardó en aparecer, empuñó su espada y con gracia cortó una parte del brazo de Borsalino, quien, sorprendido, comenzó a reír al ver caer la sangre de su extremidad.

—Alguien está arriesgando su título para defender a un pirata... No tienes arreglo, Ojos de Halcón.

La batalla se desató entre aquellas dos potencias. Zoro vio como su amante comenzaba a divertirse ante un rival digno de su espada negra.

Giró la vista para contemplar a los demás marines restantes, quienes batallaban contra la armada de Mihawk: los babuinos. Sonrió ante lo absolutamente absurdo que era aquello.

Mihawk cada vez estaba más cerca de ganar el duelo, sonriendo por cada arañazo que le daba al almirante. Kizaru comenzó a preocuparse un poco, pues por nada en el mundo iba a permitir que un pirata lo derrotara, y menos si "pertenecía" al gobierno.

Kizaru cayó al suelo, junto con su espada de luz que se desvaneció casi al instante.

—Espero que disfrutes de tu nueva vida, Borsalino, no te haría mal dejar de ser un marine por un tiempo...

Kizaru no dijo nada, solo levantó su mano, mientras lo miraba con desprecio, y con su dedo índice apuntando a Zoro.

Mihawk se dio cuenta a tiempo de lo que planeaba hacer. Fue corriendo alarmando de lo que sucedería hacia Zoro para socorrerlo, si no hasta que vio un fantasma atravesar su abdomen.

«¿¡Q-Que demonios?!» Se le hizo más complicado mantenerse de pie, y con una tristeza gigante en su pecho, no pudo hacer nada al ver a Zoro caer al piso adolorido por el ataque del almirante.

—M-Maldito seas, Borsalino.

Perona sonrió al ver a Mihawk batallar para no caer, disfrutando de su derrota.

—¡Vamos, Kizaru-san! ¡Destruye a ese maldito pirata!

Kizaru, quien respiraba con dificultad, apuntó hacia el pecho de Mihawk.

Los babuinos miraron sorprendidos hacia el campo de batalla, específicamente hacia el cuerpo ensangrentado de su "Jefe".

Mihawk había sido disparado en el corazón.

°°°

Los sombrero de paja estaban sorprendidos ante la noticia de su capitán. ¿Qué harían en dos años?

Habían ido a buscar a Zoro a la isla Kuraigana, pero tras batallar contra la corriente de una tormenta digna del Grand Line, terminaron acercándose a Thriller Bark.

Kuma se encontraba allí, quien miraba con atención los movimientos de los piratas luego de haber mandado a volar a Perona.

Y es que aquella chiquilla había sido expulsada del barco tras defender a la tripulación, obligando a Kuma contar su paradero después de la amabilidad que ella había expresado.

Una ráfaga de impotencia corrió por sus venas tras escuchar la ubicación de la Isla Kuraigana, pues habían sido engañados.

Aquella isla no estaba cerca de Thriller Bark, si no, que estaba cerca de Sabaody.

Tras un par de días de viaje, llegaron finalmente al archipiélago, encontrándose, desafortunadamente, con Bartholomew otra vez.

—¿¡Cual es tu maldita obsesión con nosotros?! -Gritó Nami al ver aquel pacifista recorrer los mismos caminos que la tripulación.

—Débiles... Pequeños piratas débiles.

Sin ninguna explicación, y después de una batalla tormentosa, fueron expulsados de la isla.

—Nos veremos de nuevo, Sombreros de Paja, se los aseguro —. Kuma caminó hacia el Sunny, y se sentó ahí para desconectarse.

—Solo espero que recuperen a su compañero —. Habló, para finalmente apagarse.

El mejor espadachín -MiZoWhere stories live. Discover now