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-決定-

En la tranquilidad de las noches frías y lluviosas, amargos recuerdos recorrían su mente, ¿acaso su esencia no dejaría de atormentarla? . Su melancolía aumentaba cuando la suave brisa nocturna recorría su rostro y miraba la luna, quién tan reluciente y preciosa como de costumbre, fue testigo de sus múltiples lágrimas derramadas y su corazón herido.

Acerco las manos a su pecho, específicamente a dónde se situaba su corazón. Su ahora ceño fruncido miraba en dirección al suelo, tan húmedo por la temporada de lluvia que los había tomado por sorpresa. Sus ojos se cerraban aproximándose a la momentánea oscuridad que dominaría todo cuando al fin los cerrara. La suave brisa se convirtió en un frío ventarrón que traspasaba la fina tela de su camisón rosa, sus cabellos se agitaban al ritmo de esta, arrebatándole la poca calidez que poseía en su diminuto cuerpo.

Se apresuró a entrar a casa, ya que lo siguiente que vió fueron pequeñas gotas de agua caer del cielo con rapidez. Bien decía su madre que la llovizna es la que enferma, y antes de dar un paso más y entrar en la comodidad de su hogar, su padre le indico que entrará, que la fuerte lluvia se aproximaba y por el aspecto de las grisáceas nubes, sería una tormenta.
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Eren.

Después de salir de ese relajante baño, tome las prendas que seleccione y me vestí. Seguido tome el desayuno, que ahora sería almuerzo, siguiendo mi intuición ya sería medio día. Converse con mamá, y pude notar que su reluciente sonrisa no se desvanecía a pesar de darle tantos problemas ¿Qué hice para merecer una madre tan buena?

Mis acciones deben ser decepcionantes la mayoría de la veces, porque a pesar de que me demuestre su inmenso amor a diario, no puedo devolvérselo de la misma manera, mi misma naturaleza me lo impide. Apesar de no ser el mismo niño temperamental e inmaduro, mi carácter sigue siendo explosivo y si algo no es de mi agrado, me disgusto rápidamente. Mi expresión se mantiene neutra y soy poco afectivo para mal, a diferencia de cuando era un crío ya no lloro cuando mamá no está o cuando cualquier situación se sale de control.

La quiero tanto y no sé qué será de mi el día que no forme parte de mi vida. Me esmero en demostrarle que la quiero y que no siempre estoy molesto. Ella es alguien especial, mi madre es una persona magnífica.

—Gracias por la comida, ¿Puedo ir a ver a Armin, mamá?

—Oh, de nada dulzura. Claro que puedes ir, sólo debes ayudarme a recoger los trastes.

—Eh? Claro.

Recoger o lavar los trastes es lo mínimo que puedo hacer por ella. Es increíble que una simple comida me haga reflexionar tanto. Un simple pensamiento me lleva a otro y en menos de un minuto mi ensoñación me aleja de la realidad.

—Eren, dulzura. Quiero pedirte un favor antes de que te marches.

—Claro mamá, qué necesitas?

—Podrías acompañarme a hacer las compras? Te prometo que no tardaremos mucho, con el pasar de los años este maravilloso cuerpo pierde su fuerza y me hago más débil, te parece bien acompañarme?

—Está bien. Vamos.

El trayecto al mercado fue algo estresante, mamá se detiene a hablar con cada amiga que se encuentra y eso es cada cinco minutos. El sol ya está en su punto, y está más radiante que de costumbre.

El calor del medio día se hace presente, y las gotas de sudor bajan por mí frente. Ya que no pude ejercitarme como suelo hacerlo, ayudar a mamá con las compras es cómo hacer una rutina. Compra tantas cosas que es agotador, compadezco a mi padre cuando la acompaña.

𝑴𝒆 𝒂𝒏𝒅 𝑴𝒚 𝑯𝒖𝒔𝒃𝒂𝒏𝒅.♡Where stories live. Discover now