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-叛國罪-

La luz se filtraba por las cortinas de la habitación, esta que era tan intensa provocó que los adormecidos párpados rasgados se abrieran de par en par. Primero, desconcierto.

Ella no conocía este techo, esperen ¿Dónde estaba? Ah, si. Ella había pasado la noche con su amado, una amplia sonrisa se apoderó de si y sus pálidas mejillas tomaron un color carmín. Segundo, sentía felicidad plena, había sido la mejor noche de su vida, las palabras no eran suficientes para todas las emociones que experimentó, simplemente inexplicable.

Con fortaleza ella se aferraba a las suaves sábanas de la cama, cubrían su pecho y la mayoría de sus blancas piernas. Es cierto, despertó sin una fuente de calor bastante reconocible, ¿Dónde podría estar él? Con su brazo extendido, comenzó a buscarlo en el suave colchón, pero que estupidez, si no era capaz de encontrarlo cerca con su mirada, probablemente esté en otro lado de la casa. Por los momentos ella vestiría sus ropas, aún le avergonzaba no portarlas.

Algunos cinco minutos corrieron, estaba terminando de alistarse para bajar, sólo le quedaba ordenar la habitación. Sacudió las sábanas y las dobló, aliso el cobertor de la cama y comenzó a sacudir las almohadas y a acomodarlas.

Al hacerlo, un sobre de papel cayó al suelo, inmediatamente llamo su atención. No estaba destinada a nadie, nada estaba escrito en el sobre, era sólo un papel blanco un poco arrugado, no fue tratado con delicadeza. Cómo siempre era de esperarse, este tipo de sobres estaban sellados con cera, para que el contenido de este fuera confidencial, pero no había sello alguno, mucho más curioso.

Su respiración se alteró un poco, tomo un aliento profundo y exhaló. Sus uñas rasparon el papel, y saco el papel doblado, para averiguar su contenido. Letras grandes un poco conocidas para ella y...

Silencio.

Silencio.

Silencio.

Él estaba preparando un café cargado por su agotadora jornada cuando de repente...

—¡Ahh, imposible! —Un suave pero fuerte jadeo se escucho en el piso de arriba, bastante inaudible para algunos, pero jamás para él. Su voz sonaba... ¿Impresionada?

¿Acaso alguien más que él estaba allí?

Pronto lo descubriría.

Sus pesados pasos hicieron estremecer el suelo de madera de aquella vieja escalera, escucho que la presencia de derrumbaba al suelo. Sus pasos cesaron cuando la encontró en el suelo, su faceta era indescifrable.

—¿Eh, Mikasa? —Su suave voz hizo ecos en la habitación, estaba un poco exaltado.

—Armin —Habló bajito la azabache, su aliento era más audible que su propia voz. —No te hacía aquí, ven, ven. —Suplico ansiosa, muy extraño en ella.

—¿Pasa algo? —Preguntó con preocupación.

—S-sí, sabes esta carta, n-no la entiendo, debe ser una broma. —Rió, su agitada respiración establecía.

—¿Puedo ver? —Deseaba descubrir el contenido de este sospechoso trozo de papel. Ella asintió. —Veamos...

Un jadeo escapó de los labios del rubio, esto no podría estar pasando.

—¿Huh? ¿Qué pasó? Eso no es cierto. —Aseguró la azabache. —Es una broma, no puede ser cierto. —Rió, con su voz partida.

El ceño de Armin se frunció completamente, inhaló y exhaló una gran cantidad de aire, repetidas veces. El rostro de Mikasa sólo indicaba confusión. —Mikasa... Esto no puede ser una broma.

𝑴𝒆 𝒂𝒏𝒅 𝑴𝒚 𝑯𝒖𝒔𝒃𝒂𝒏𝒅.♡Where stories live. Discover now