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-悲劇-

832.

Melodías acogedoras suavizan el pesado ambiente y una dulce canción de cuna lo arrulle en la habitación. Su madre está muy exhausta.

Desde que nació, su rápido entendimiento vino con su crecimiento y de allí derivó su hábito de sobrepensar cualquier cosa.

¿Era necesario que un niño de siete años escuchara canciones de cuna para conciliar sueño? Últimamente padecía de insomnio, pobre de él.

Ella, por su parte, se encontraba muy cansada. Pero algunos ruidos en el estrecho pasillo de su residencia la despertaron de su arduo sueño.

El sonido de la puerta la perturbó y pidió a la diosa que no despertarán a su amado hijo. Su preocupación se esfumó cuando entre las sombras reconoció la peculiar silueta.

—¿Dio problemas nuevamente?

—Sí. —Respondió con la cabeza gacha.

—Con cada día que pasa, nuestro tiempo se agota...

—Lo sé...

—Todo esto no sucedería si no hubiéramos llevado a cabo este patético plan mío. No es necesario tanta presión para ambos... —Sollozó.

—No lo lamentes, por favor. Es nuestro sueño. —Dijo.

—Estas completamente informada de lo que podria pasar si faltamos. —Advirtió.

—Sólo... —Murmuró. —Yo sólo... haré lo que esté en mis manos, vale?

—No puedes. —Exclamo. —¡No estamos solos, debemos consultarlo primero!

—Lo sé, lo sé. —Hablo entre lágrimas. —Pero, es nuestra última opción, o todos estaremos acabados.

—Por favor... —Suplico. —Repasemos todo de nuevo, encontraremos una solución. Por favor, no te arriesgues así.

Un estremecedor silencio acompaño la acogedora habitación, y los ruidos del viento golpeaban la ventana. La que alguna vez fue cálida y alumbrada por la magnífica luna, se convirtió en una sombría que recibe golpes del frío viento.

—Es... demasiado tarde. Iré a la cama. —Anuncio retirandosé.

Detuvo su andar, sosteniendo su brazo con fuerza. —Por favor, piénsalo bien.

—Nada saldrá mal, confía en mí. —Declaró.
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Habían sido en vano aquellas noches que descanso con tranquilidad, pues un mal presentimiento invadió la tranquilidad de su mente con intensidad. Y la abrumadora noticia que tanto estaba evadiendo llegó.

«Dina Fritz ha muerto»

Las grandes letras enmarcaban el periódico local y él comenzó a temblar con desespero. Su peor pesadilla se estaba volviendo realidad, y si esto seguía como pensó, desencadenaria atroces acontecimientos.

Saco la última pizca de coraje de su ser y se obligó a continuar la estremecedora lectura.

«La última descendiente real del malvado clan de Ymir ha muerto la mañana de este magnífico día.»

«Las autoridades de Marley le han dado muerte, al confesar su macabro plan ante los altos mandos de nuestra patria.»

𝑴𝒆 𝒂𝒏𝒅 𝑴𝒚 𝑯𝒖𝒔𝒃𝒂𝒏𝒅.♡Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora