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-認罪-

Faltaban algunas horas para que el sol saliera, ambos estaban agotados. Pero si alguien osaba a llamar a su puerta, debía ser importante.

Ella ató una de las finas batas de ceda a su cintura, pasando sus manos por sus brazos, intentando transmitirse calor. Era una madrugada fría, como de costumbre.

Él estaba a su lado, se hallaba cansado, y ahora compartían muy poco tiempo juntos, su trabajo era agotador, no quería despertarlo.

El frío piso de madera envío escalofríos a toda su espalda, era peculiar que se le dificultara encontrar sus pantunflas, ya que cuando él se subía a la cama, pateaba aquel calzado bajo la cama.

—Tch, otra vez no... —Se quejó.

A estas alturas, la persona que toca su puerta debió marcharse, ella estaba demorando.

Para su sorpresa, los golpes en su puerta continuaron, y eso la aterró, era momento de abrir la puerta y descubrir de quién se trataba. Y con cuidado abrió la puerta de su habitación. Dando la cara al pálido pasillo, con miedo y duda.

Daba sus pasos con cautela, y ahora estaba por llegar a la pequeña escalera de su casa, y por un momento, se detuvo a observar por la ventana y noto que apenas el cielo comenzaba a perder su azul oscuro. La madera bajo sus pies crujió cuando ella bajo el primer escalón, y escucho una ligera respiración, al parecer aquella persona se estaba frustrando, y decidió apresurarse.

Por fin estaba de pie ante la puerta, dispuesta a abrir, pero había olvidado algo, el juego de llaves. Ese que estaba en el llavero, al lado de la escalera, se dio la vuelta de manera ruidosa, escuchando como aquella persona que estaba al otro lado de la puerta gruñera, y tocara furiosamente la puerta.

Sus manos temblaban, intentando encajar la llave correcta en la cerradura, ella se confundía intencionalmente, sólo para retardar el proceso, pero de nuevo, volvieron a tocar la puerta.

La llave abrió la cerradura, y abrió la pesada puerta sólo para encontrarse con un sorpresa.

—Vaya, por fin abres, mamá.

—¿¡Eren!?

—Comenzaba a aceptar que iba a amanecer ahí afuera, está haciendo mucho más calor aquí dentro.

—H-hijo, no t-te esperaba. —Tartamudeo la de ojos ámbar. —Jamás imaginé que llegases a ser tú, dulzura, me asustaste.

—Lamento haber venido sin avisar, y más a esta hora. —Comenzó el castaño. —Pero como sabrás... —Dijo quitando su pesado chaleco de cuero, quedando solamente en una formal camisa blanca de botones, adherida a su trabajado torso. —A penas tengo tiempo de salir del cuartel, mamá. Estamos en medio de una investigación, y me permitieron venir.

—¡Oh! ¡Eso es genial! Me alegra que estés aquí, hijo. —Agrego Carla. —Pero... ¿Investigación? ¿P-pasa algo?

—Sí... —Admitió. —Me pesa un poco venir a molestarte a esta hora, sé que estás agotada, pero tengo preguntas que hacerles, mejor dicho. Tenemos una charla pendiente.

—¿De qué estás hablan-

—¿Eren? —La confundida voz de su padre se unió al pequeño comedor. Este era un escenario ideal.

—Que bueno que estás despierto, papá. —Eren dio una sonrisa a su padre, extrañando a ambos progenitores. Él por dentro estaba retorciéndose, estaba siendo un verdadero hipócrita.

𝑴𝒆 𝒂𝒏𝒅 𝑴𝒚 𝑯𝒖𝒔𝒃𝒂𝒏𝒅.♡Where stories live. Discover now