Ella es un caramelito suave y delicioso.
Él posee una estupenda cubierta, pero por dentro está podrido.
Marie es caprichosa y su voz es como el mismo terciopelo. Es una niña, en el cuerpo de alguien mayor.
Henry es un explosivo andante, su...
Pero algo que Gabriel no le había dicho es que la espera es angustiosamente lenta.
Los segundos se convertían en minutos, los minutos en horas, las horas en días y los días en una eternidad.
La semana en que Marie se marchó de Hertfordshire, Henry también lo hizo.
Devolvió el auto prestado de Madison y se ensimismó en los estudios, Florián, Katy e incluso la propia Madison se ocuparon de él en todo lo que podían y encontró en ellos un refugio lejos de su pequeña ciudad. Todos los días rogó para que Marie estuviese rodeada de personas que la hicieran sentir como en casa.
Había perdido todo el contacto con ella desde su partida, lo había intentado por todos los medios, pero Marie al parecer había cambiado de número, Jade tampoco tenía noticias suyas y Klen se había vuelto difícil de contactar.
El cuatro de diciembre marcado en rojo en su calendario lo celebró con un panecillo y una vela, le cantó y se fue a dormir temprano.
El día seis llego a la ciudad de la que había huido y se emborrachó con sus amigos.
Zack lo llevó a casa ese fin de semana y Henry preocupó a sus padres con su estado de embriaguez. Ni siquiera cuando formaba parte de la banda se había puesto así de mal.
Al día siguiente, lloro desconsolado cuando se dio cuenta de que el tiempo seguía corriendo y no tenía noticias suyas.
La extrañaba profundamente, su cercanía, sus besos, su voz. Todo lo que le había molestado de ella el primer día, lo echaba de menos.
Marie se había robado su corazón desde el primer segundo.
Entró a la cafetería temprano, sintiéndose desesperado, buscándola en cada rincón.
Grace, su sustituto, le vio caminar decidido y tomar su rostro para besarla, Henry buscaba un refugio de todo lo que Marie se había llevado con ella.
Pero nada podía compararse, todo era insípido.
Nada tenía el sabor de sus labios.
Grace le alejó ofuscada, él se disculpó y rompió en lágrimas sentándose torpemente en uno de los asientos. Cuando ella le observó desmoronarse, se asustó. Le ofreció su ayuda, sin embargo, apenas tomó asiento, Henry salió de ahí sin mirar atrás.
¿Ahora cómo haría para que su pecho dejará de doler como lo hacía?
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