Capítulo N° 47

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Desazón 



Se estaban enfriando las cosas, Henry estaba consciente de eso. Y estaba seguro de que no habría forma de resolver aquel malestar y desazón que le había dejado su última charla al teléfono con Marie, que, hablándolo precisamente con ella, preferiblemente en persona.

Por eso, cuando Marie le comentó a mitad de semana si le agradaría recibirla en su residencia el sábado por la tarde, a penas y se lo pensó antes de aceptar, contento de que a ambos se les hubiese ocurrido lo mismo.

Al colgar, se dio cuenta del gravísimo problema en que se había metido. Y todo gracias a sus estúpidas mentiras.

Ya antes se había propuesto contarle la verdad, exactamente en el momento luego de colgarle aquella vez. Pero ahora no sabía cómo se lo tomaría Marie, al enterarse de todo tan de pronto y sumándole a parte la evidente mentira que le había dicho acerca de Madison.

Él mismo reconocía que había sido un completo error desde el principio ocultarle la verdad, ¿pero que más podía hacer ahora? Estaba dispuesto a lidiar con las consecuencias de sus actos.

Aunque no iba a mentir, estaba preocupado del estatus actual de su relación, de por sí las cosas antes de aquello estaban ya de por sí tensas. Ahora todo se incrementaba al menos un ochenta por ciento más. No quería que nada cambiara entre ellos y estaba claramente dispuesto a hacer todo en su mano con tal de recuperar la confianza de Marie de nuevo.

Sin embargo, la universidad resultaba un problema mayúsculo, teniendo en cuenta la cantidad de tiempo que le robaba.

El primer día de clases resultó entretenido, le mostraron las aulas, los profesores. Almorzó con Katy y un par de chicos más. Y, sobre todo, tuvo tiempo para hablar un par de minutos con su novia y de preocuparse por cómo andaban las cosas entre ellos.

El siguiente día resultó preocupante. Se sentía el inepto más grande del planeta por no saberse el nombre de los doscientos seis huesos humanos y eso sin contar los de un niño.

El tercer día de clases se sintió humillado cuando un médico le preguntó exclusivamente a él si conocía los cuadrantes del cuerpo humano y le respondió que no, para que luego varios de sus compañeros soltaran carcajadas.

Parecía como si hubiese vuelto a bachiller. Esa gente no parecía adulta.

El miércoles no fue mucho mejor y el resto de la semana empeoró cuando les avisaron de su primera prueba de la semana.

Henry dio por hecho que los siguientes años de la carrera resultarían toda una osadía.

Para el sábado, salió del examen demacrado, con ojeras y arrastrando los pies. Nunca se había sentido tan exprimido de energía. Aceptó un café de Katy y luego de su parada en la cafetería de la dependencia, continuó su camino directo a casa, a donde llegó directo a tomar una ducha y encerrarse en su habitación.

Y así de repente, mientras se encontraba boca abajo contra la almohada y la boca entreabierta, casi por consolidar el sueño, se dio cuenta que era sábado. Y que a penas y había tenido oportunidad de comunicarse con Marie durante la semana.

¡Y que ella estaba por llegar!

Se levantó de un salto de la cama y antes de ir a buscar algo para cambiarse, encendió el computador que se encontraba sobre una mesa que le funcionaba como escritorio e inmediatamente imprimió el calendario del mes de septiembre y los siguientes hasta fin de año. Luego, resaltó las fechas que consideró importantes.

AgridulceWhere stories live. Discover now