Capítulo N°40

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Alcohol 


Gabriel se marchó ese mismo fin de semana, tal y como habían informado a Marie un par de días atrás; solo que esta vez, su marcha no implicó desconsuelo en ella. Los papeles se habían invertido y esta ocasión fue solamente él quien tuvo que fingir que todo estaba bien, aunque no fuera así. Sobre todo, frente a su primo Henry, pues no sabía si Marie le había contado o no algo sobre sus verdaderos sentimientos hacia ella.

El pelirrojo se alivió de que finalmente se marchará, no lo iba a negar. Y a pesar de que Marie había decidido no contarle acerca de lo que había ocurrido con su primo para no remover viejos sentimientos, él podía sospechar que la castaña no le estaba contando todo. Sin embargo, no iba a perder su tiempo creando sospechas ni conjeturas absurdas. Ya estaba grande para eso.

Marie era su novia, y por sobre todas las cosas, era su amiga y confiaba plenamente en ella. No pondría en duda sus sentimientos por un asunto que ya había sido aclarado entre ambos.

Pero su buen humor no duró para siempre, para el lunes, las cosas cambiaron drásticamente.

Pese a que Henry veía absurdo dejar de trabajar para el café ahora que su semana de suspensión había terminado, Marie le hizo ver que contratar a alguien nuevo era la decisión más oportuna para aquel momento, ya que él más que nadie se encontraba lidiando con un montón de cosas, sobre todo ahora que su aplicación para la universidad le obligaba a ocuparse de manera inmediata en ella. Finalmente, como siempre, la chica logró convencerlo y para el día siguiente, le tuvo en su sitio, estudiando enfurruñado, con una taza de café en mano y unos lentes sobre el puente de su nariz, mientras ella se encargaba de la contratación y, de vez en cuando, de suspirar, para lograr calmar los latidos de su corazón que se aceleraban cada vez que le veía de reojo.

Para Marie fue extraño tener que entrevistar nuevos candidatos. Gabriel había posteado un par de anuncios en las redes sociales que manejaba y prontamente los estudiantes del área que necesitaban urgentemente de un empleo se aparecieron para dejar sus datos.

Y así transcurrió la semana, entre papelería, café muy cargado y dos adolescentes que apenas y podían cargar con sus propios pesos, llegaron casi ilesos al fin de semana.

Ese sábado, Henry se encargaría de acompañar a Freya hasta Londres junto con el resto de su familia, mientras que su novia hacia acopio a sus propios planes.

La vida adulta les estaba resultando más próxima de lo que antes les hubiera parecido. Y ésta no les estaba recibiendo de buena manera, mira que distanciándolos a todos unos de otros no era de lo más alegre para nadie. Pero, aun así, tantas oportunidades y expectativas parecían cegadoras y eran merecedoras de correr el riesgo.

Marie y sus hermanos se encargaron de pasar por casa de Kyle ése sábado por la noche y dirigirse a donde el resto de sus amigos les esperaban para dar una última fiesta de despedida en su nombre.

Cuando se acomodaron dentro del auto, Marie le sonrió al rubio y él se encargó atentamente de devolverle el gesto.

—¿Emocionado?

Kyle asintió, aunque no por los motivos que ella intuía.

—Te tengo muy buenas noticias Mer.

Marie se enderezó de inmediato, queriendo saber de qué se trataba.

—¿Es sobre tu trabajo?

—Sí, pero no se trata de mí, más tarde te cuento —le guiñó un ojo y Marie se sonrió, aunque no parecía conforme por tener que quedar en ascuas por la nueva noticia.

AgridulceWhere stories live. Discover now