Capítulo 3; Una no verdad=mentiras - VII

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Cuando Miranda se retiró la prensa más intensa cayó sobre mí, las reporteras Isabella Brito y Abigail Collins querían la primicia de lo sucedido la tarde de ayer. Dejándome acorralada en el sofá contra dos mujeres buscando una explicación que ni siquiera yo entiendo.

—¿Qué hermano? ¿De qué habla Mariana? —Insiste Abi.

—Me sorprende que Daen no les haya contado, como sea, hace unos días choque con un hombre en la... —Abi me interrumpe a la mitad de una pequeña carcajada.

—Algo real, ni siquiera tienes auto Jo —reímos ante su exhibición—. Bien, continúa, detalles ¡Importantes detalles!

—Alto sí, no de complexión perfecta pues dudo que se ejercite, aunque luce adorable, tiene un rostro endurecido, marcado, un aroma exquisito, cabello claro un poco largo... —Me aparto disfrutando por un breve segundo de mi propia fantasía mental—. En un primer instante parecía divertido, cosa que ya no pienso.

—¿Te gusta? —gritan al unísono, como si las esperanzas de verme con alguien volvieran.

—¡No! —bien, podría retractarme en el futuro—. Yo busco empleo, él busca una asistente con las habilidades de Superman y Thor juntas.

Incompatibles.

Con eso les bajé la curiosidad, aún así descarté contarles mi terrible entrevista de segundos.

Pasadas las horas restantes para el amanecer Miranda pasó por mí tal como acordamos.

Me dió un poco de miedo tanta privacidad para poder ingresar a la casa de Isaí. No está demás, pero envié mi ubicación en tiempo real a mi grupito de amigas durante las siguientes horas.

Pensé un poco antes de adentrarme a la elegante casa, las paredes blancas y los costosos azulejos de mármol me intimidaron. Sin descartar que permanecí temerosa por todos los estrictos filtros de seguridad que esquivamos desde la entrada. Estoy segura que ningún vecino se conoce entre sí.

—Miri —una adorable mujer algo mayor la recibe con un abrazo y me mira con asombro—, pasa bebé, mira has traído una amiga.

—Su nombre es Jolie Hasson, Mara, ¿está mi hermano Isaí?

Pregunta con una amigable sonrisa llena de complicidad con la mujer como si fuese una niña aún.

—Desayunando, adelante por favor señorita Hasson. ¿Ya desayunaron ustedes?

—Sí —miento con tal de no incomodar.

Atravesamos la enorme sala y por otro pasillo al fondo veo como la mitad de la pared es de cristal, desde aquí podemos ver una fuente viva en el jardín trasero. El orden prevalece por cada centímetro, aunque no me agrada el aroma, tiene ese ligero olor a desinfectante de los hospitales, y a decir verdad los odio. El resto de la casa según puedo notar es igual de amplia y el comedor me resulta de películas.

—Bien Jo, sábados y domingos asistirlo en casa —me devuelve al presente la voz de Miranda—, de lunes a viernes en su oficina por las tardes, no es tan complejo, tiene un encargado de transcribir los documentos a braille, por esa parte no te preocupes. Solo sé puntual. Darán un recorrido por las áreas y los supervisores de cada una sabrán cómo dirigirse a Isaí, tú solo encárgate de que tenga de frente a cada uno antes de las cinco de la tarde, atenderás agendas, llamadas, reuniones y posiblemente haras reportes, muy sencillos tranquila.

Avanzamos aún sin yo terminar de procesar la mitad de las indicaciones hasta un par de metros del comedor donde lo vemos comer en compañía de ese adorable perro guía.

—Entiendo.

—¿Jolie? —pregunta alarmado. Sabía que era un desastre, pero no que era tan fácil de percibir.

A segunda vista [L #1] - Último Otoño Where stories live. Discover now