Capítulo 20; P-ll

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Jolie'

— No me sorprende que te pidiera ser su novia, ni que rentara la cabaña justo en este viaje, de hecho eso fue un golpe bajo de Isaí, pero bueno supongo que eres alguien fácil de impresionar, ellos venían todo el tiempo, ya ni chiste debe tener estar aquí, más que el valor sentimental — ¿Ellos? ¿Valerie y él? Cruce los brazos y ella cómodamente gira completa a mí—. Adivino, la cena en el tercer piso, los cojines bajo la luna, el champagne, lo de siempre, debe morir porque se lo cuentes a Valerie, aunque a decir verdad no sé en qué piensa mi hermano, se supone que debe darle celos, no causarle lástima. Solo mírate y mírala a ella, no hay punto de comparación.

Mi corazón se contrajo y explotó. Aunque no debo caer ante esos chantajes tan pronto.

» Pero vamos, disfruta los beneficios del contrato, después de la boda de Valerie y René lo más seguro es que te manden al carajo hasta como asistente.

— Isaí me quiere de verdad, esto no surgió ahora...

— ¿En serio? Pregúntale a quien quieras de sus compañeros ¿Con cuantas chicas de tu clase salió antes? Si antes de enfermarse les dirigía aunque sea la mirada a quien le atendía, si sus amigos se juntaban con los recogidos de la escuela. Jolie eres todo eso que él jamás hubiese volteado a ver, y lo único que encontró a su alcance para darle celos a Valerie ahora que se acerca esto.

Me mostró su cara más mustia y cruel, justo cuando creí que no podía estar más loca Miranda saca otra personalidad.

»Un alcance muy barato, ¿siempre vas por ahí vendiéndote? ¿De qué van tus tratos?

— No sé de qué hablas.

— Engáñate si quieres Hasson. — Sonríe — porque yo te tengo.

— Su orden, señorita Livinstone. — Interrumpe el chico.

Las bebidas aparecieron frente a mí y ni siquiera pude responder.

— Gracias, nos vemos Jolie.

Ella se fue y yo me quedé ahí.

No salió una sola lágrima aunque probablemente en mi interior se desató un diluvio.

— ¿Quiere algo para las penas? — Pregunta el mismo joven.

— Un taxi me vendría de maravilla.

— ¿Al aeropuerto?

— Debe haber una central de autobuses ¿No?

— Si, ahora le llamo un taxi.

— Iré por mis cosas y esperare en la entrada, muchas gracias.

Menos mal que la cabaña está en la parte trasera de la hacienda, no quiero ver la expresión de satisfacción de Miranda al verme marchar, porque la verdad es que ganó.

¿Cómo sabe acerca del trato?, es algo que solo él y yo acordamos, dudo que Isaí se lo haya contado a ella o a alguien más.

¿Cuántos más lo saben o cuantas veces él lo ha hecho?

Entro a prisa pues puerta de la cabaña está abierta, tomo mi pequeño equipaje y salgo cerrando despacio, sigo caminando con discreción hasta el estacionamiento, llegue a la entrada desde afuera, gracias al cielo el taxi está ahí, sorpresivamente lo conduce una mujer.

— Buenas tardes, ¿A dónde nos dirigimos?— pregunta la conductora.

— ¿Conoce alguna central de autobuses?

A segunda vista [L #1] - Último Otoño Donde viven las historias. Descúbrelo ahora