Capítulo 14; ¿Cita? - VII

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Al encontrarme tan alterada con esa discusión con Miranda Livingstone solo pensaba en una persona, una sonrisa y sobre todo en esa esencia, el tan solo recordarlo me dió una exquisita paz mental, un brote de estabilidad y emoción indescriptible.

No debería ser normal perdernos tanto y en tan poco tiempo por alguien, le damos tanto poder sobre nosotros que al final el desapego es devastador. Pero lamentablemente coincido con él, yo sí caí en cuatro segundos y ni siquiera necesité que me mirara, mi traidor corazón lo hizo por ambos.

Al adentrarme a su habitación lo encuentro dormido aún, me arrojo a su cama para caerle encima con delicadeza y despertarlo.

—¡Arriba que es tarde! —Ataco con ruidosos besos su mejilla por lo que forma gestos de pesadez negándose a salir de las sábanas, aún así ríe atrapandome en sus brazos por la cintura—. No te pierdas esta linda mañana, cariño.

—Eres muy latosa, Jo.

Lejos de enfadarme me causa gracia. Me recuesto a su lado siendo cautiva por sus manos y un dote de besos de los que no me cansaré jamás.

—Hueles muy rico por las mañanas —le informo inspeccionando más de cerca.

—Eso quiero escuchar a diario señorita Hasson —Besa cerca de mi coronilla acariciando mi cabello—. ¿Hoy si me acepta la salida?

—Claro Liv, aunque creí que querías ir a mi departamento.

Denoto un tono meloso cerca de su rostro y lo veo enrojecer antes de formar esa sonrisa traviesa adictiva para mí.

—¿Pero ni siquiera me invita una copa antes? No soy tan fácil.

Rio muy fuerte recostando mi cabeza en su pecho, muy cerca de sus latidos descontrolados. Él aprovecha para acariciar con dulzura mi cintura deteniéndose sobre mi vientre. Aún me es extraño que haga eso, es muy tierno, pero confuso.

—Me alegra que esta locura sea contigo Jo, llenas mis días de emoción o al menos me das un motivo para no abandonarme.

—Tú eres motivo suficiente para no hacerlo, para levantarte y disfrutar tu vida. Te aseguro que el día lo puedes tomar desde dos perspectivas, "lo que es o lo que pudo ser", la primera es cómo transcurrirán las cosas y la segunda; como permitirás que transcurran. Tú sabrás si te apagas o brillas como nunca.

—Por ello te elegí a ti y lo haré todos los días hasta que me lo permitas o hasta que solo sean cosas buenas las que pueda aportarte. Me das días de mucho humor con coloridas risas, aunque también desesperación Hasson, eres una mezcla de dulzura y maldad muy inquieta.

—Gracias, gracias —finjo estar halagada hasta que siento su mano en mi mejilla.

—No había notado la falta que me hacías hasta que apareciste, como todo, tenemos que tocar fondo o destrozarnos para poder disfrutar los instantes de felicidad. De no haber perdido la vista no extrañaría el sol, el cielo, el rostro de mis familiares, serían grandes detalles desapercibidos por creer que siempre estarían ahí. Me habría gustado ver a mamá un poco más, grabarme el rostro de papá al ver mis logros, ver crecer a Miranda, verte a ti, bonita —Resopla con una sonrisa vacilante—. Conocer el rostro de nuestro hijo.

—Eso no hará que lo quieras menos, ¿no? —Cuestiono y él niega melancólico acercándonos lo más que se puede—. El cariño no se ve, se siente y se demuestra. Además el sol, el cielo y tu familia siguen ahí, eres tú el que debes volver.

Lo obligo a ponerse de pie entre mimos. Una ducha y comenzará nuestro día.

Con toda esa disciplina que acrecienta día con día se movió por su habitación para adentrarse al baño más tranquilo y positivo, aunque esa platica descombro cosas en mí, de todo lo que dije yo no he aplicado nada, ni siquiera he cruzado palabra con mis padres desde hace cuatro años.

A segunda vista [L #1] - Último Otoño Where stories live. Discover now