5. La conversación.

6.9K 291 116
                                    

Di vueltas en la cama porque no conseguía dormir ni aunque me pagaran por ello.

Ya habían pasado varias horas desde el encuentro con Ian en la cocina cuando me dijo esa última frase que seguía dando vueltas en mi cabeza junto a toda la conversación que habíamos mantenido, segundos antes de que los pasos de Eleanor interrumpieran y nos hicieran poner distancia.

Ella no entró en la cocina, por suerte, solo llamó por Ian desde las escaleras para saber si estaba aquí. Después de eso, él se separó de mí y se fue hacia la habitación, supuse, llevándose un plato con el sándwich que estaba preparando cuando yo llegué.

Por mi parte, me había quedado estática pegada a la pared, con miedo a moverme y, aunque pudiera sonar extraño, excitada. Demasiado. Estaba tan caliente que me dolía la entrepierna y no se me pasaba ni aunque las intentara cerrar con fuerza.

Ni siquiera podía pensar en otra cosa para distraerme porque ese momento se repetía una y otra y otra vez en mi cabeza, en bucle, imaginando qué hubiera llegado a pasar si no hubiéramos sido interrumpidos por su esposa.

Me excitó que me hubiera dicho eso, sí, claro.

Me excitó que hubiera sido seguro de sí mismo, autoritario y descarado porque, sinceramente, el hombre era una escultura hecha por las propias manos de Dios y no dudó ni un solo segundo de lo que me estaba diciendo.

Yo tampoco dudé que fuera capaz de hacerlo, la verdad, y con lo necesitada que estaba estos días me lo creí aunque fuera mentira o solo estuviera jugando conmigo.

Cuando él salió de la cocina tuve que llevar una mano a mi pecho, abrumada, y luego llevé ambas manos a mis mejillas, las cuales estaban ardiendo, aunque no sabía si era producto de la excitación o del sonrojo que me había poseído.

Además, cuando él se fue, pude recuperar todo el aire que me había faltado por la minúscula distancia que nos había separado y que quise acortar.

Quería pensar que a él también le llegó a afectar nuestra cercanía y que quería romperla porque si no ¿por qué lo habría hecho? No tenía motivos para acercarse a mí de esa manera tan provocadora e íntima si no era porque quería que pasara algo más.

O tal vez era porque le divertía verme así mientras jugaba conmigo y mi estado de vulnerabilidad.

Cómo había podido, recompuse un poco mi estado, me bebí otros tres vasos de agua y me eché un poco por la cara y por el pelo, haciendo un cuenco con las manos debajo del grifo. Tenía que bajar mi temperatura o no me iba a hacer bien.

Recordando todo lo que había pasado en apenas unos veinte minutos, mi respiración se comenzó a hacer pesada, mis latidos se dispararon y mi entrepierna palpitó.

No me lo podía sacar de la cabeza y miré a Blake durmiendo a mi lado, ajeno a todo, y me sentí culpable.

A pesar de lo molesta que estaba con él, me sentí culpable de lo que estaba experimentando, de que su padre me hubiera podido excitar de esa manera tan grande y fuerte con unas simples palabras, sin tocarme en lo más mínimo.

Luego recordé que sí, que me había tocado la cara, la mejilla, y la acaricié mientras pensaba en lo que me había dicho después, que mi consentimiento fue importante para él.

Eso hizo que una sonrisa se plasmara en mi cara y que mi estómago se sintiera extraño, como con un cosquilleo, porque me tuvo en cuenta a mí y mi permiso.

Fue un bonito gesto que lo hiciera aunque, ahora mismo, mi propio consentimiento a mí me importaba una mierda porque mi mente y mi líbido seguían yéndose al último momento que compartimos, a aquellos centímetros de separación entre nuestros cuerpos, a aquellos segundos en los me dijo la frase.

El padre de mi novio. [Versión 2022] ✅Where stories live. Discover now