25. El lago.

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Después de la reunión, Kay estaba en su habitación cambiándose de ropa por algo de salir ya que Ian la iba a llevar de excursión, pero no le había dicho exactamente si tenía algún lugar en específico en mente, solo le había dicho que iban a caminar durante unas horas.

Tenían pensado hacerlo desde que supieron que iban a estar una semana en la cabaña de vacaciones, con cámaras o sin ellas, pero ahora era casi una obligación salir para poder tener tiempo a solas.

Ella sabía perfectamente lo que iba a pasar cuando pusieran un pie fuera de ese lugar, así que se puso una falda, pero con un pantalón corto debajo parecido a una malla ciclista que no se veía en absoluto, una camiseta y una chaqueta grande por el frío. También unas botas cortas.

Se hizo una coleta alta y se colgó la mochila de fotografía al hombro mientras cerraba la puerta y bajaba al primer piso a encontrarse con Ian, quien estaba preparando otra mochila más grande que la suya, pero con comida, bebidas, mantas y algunas cosas más que pudieran serles de utilidad.

Él no se había cambiado aún porque su ropa la tenía en la habitación donde ella se estaba quedando, así que tuvo que esperar a que Katie hubiera terminado de prepararse. Ya le daba igual que Blake supiera que tenía otra habitación diferente a la de Eleanor.

Al ver aparecer a Katie, subió al segundo piso guiñándole un ojo con coquetería mientras ella bajaba y le devolvía el gesto con una sonrisa pícara cuando pasaron uno por al lado del otro.

Ian tenía pensado tantas cosas que iba a hacerle que estaba volviéndose loco, sobre todo después de haber visto la manera en la que ella había estado vestida, la manera en la que lo había estado provocando toda la mañana y sin olvidarse de ese atrevido vídeo que le pasó, pero que aún no había podido ver ni disfrutar.

Tenía que mantenerse sereno hasta haberse alejado unos kilómetros de la cabaña para estar más seguros, aunque sabía que Blake no tenía cámaras por fuera de esta porque ya habían de antes en las vallas, pero estas últimas sí las controlaban él o Eleanor.

Además, pensó que su hijastro no podía ponerlas en los árboles ni en los senderos porque no había electricidad donde conectarlas así que, irónica y contrariamente a las películas, en el bosque era donde estarían a salvo.

Minutos más tarde, ya estaban saliendo por la puerta trasera de la casa cuando Ian puso la alarma de nuevo y se dio cuenta de una cosa que no había pensado hasta ahora.

Kay también se dio cuenta, por la mirada de él, de que algo muy importante había pasado por su mente, pero le siguió de cerca hasta que pasaron la puerta del jardín de atrás, se alejaron bastante de la cabaña y fue seguro hablar.

Aún así, antes de que ella pudiera preguntarle qué se le había pasado por la cabeza, fue Ian quien, sin pensarlo dos veces, la agarró del cuello y la acercó a su cara con un único y rápido movimiento para poder besarla como quería; con necesidad, con urgencia, con desespero.

Kay le correspondió. Por supuesto que lo hizo. Lo besó y degustó sus labios como si no lo hubiera hecho en años a pesar de que solo habían pasado uno o dos días, pero ahí ambos supieron todo lo que se deseaban y se necesitaban mutuamente.

—Dios, me estaba volviendo loco. Tenerte a solas y no poder ni siquiera mirarte como quiero es una maldita tortura. —Ian pegó su frente a la de Kay.

—¿Crees que estaría bien ignorar las cámaras y hacerle saber a Blake lo que pasa entre nosotros de una vez? Como si no supiéramos que están, porque se supone que no lo sabemos. —Ambos se mantuvieron en silencio y comenzaron a caminar hacia un sendero.

—No es mala idea. Tal vez deberíamos ser más libres, no cohibirnos tanto, pero sin pasarnos. Hacerle saber que hay algo sin ser demasiado directo, pero déjame pensarlo mejor. —Habló algo dubitativo. —Me di cuenta de algo al poner la alarma y estoy pensando en muchas cosas ahora mismo. —Ella asintió acordándose de la expresión que él había puesto.

El padre de mi novio. [Versión 2022] ✅Where stories live. Discover now