El padre de mi novio. [Versión 2022] ✅

20. Los consejos.

Abby no podía quitar la enorme sonrisa de satisfacción de la cara por haber molestado tanto a Blake hasta el punto de hacerle colgar el teléfono ni aún cuando nos trajeron el sándwich y empezamos a desayunar con normalidad.

Ian, por otro lado, se estaba riendo entre murmullos porque le había parecido más que divertida la situación y la última respuesta de Blake, sobre todo que sabiendo las condiciones en las que estábamos y en las que estaba la tensa relación familiar entre ellos dos, pero pensé que tenía que poner algo de orden en la mesa.

—No debiste decir eso. —Le dije a Abby, que me miró con inocencia.

—¿No dije la verdad? Necesita consejos sobre sexo y sobre mujeres. ¿Quién mejor que su padre, que conoce el cuerpo de su propia novia mejor que él? —Se excusó y miré a Ian para que también dijera algo, pero solo asintió mientras le daba la razón con una ligera sonrisa burlona.

—Sí, Abby, tienes toda la razón, pero no debiste haberlo dicho. —Confesé. —Estamos en una situación muy fina y delicada. No podemos ir lanzándole indirectas tan directas de ese estilo. —Ella asintió.

—Pero sabes que no lo puedo evitar. Lo odio y sé que me odia, por eso lo odio más. —Ahí le tuve que dar la razón porque siempre había sido así entre ellos dos.

—Solo espero que no te toque y que ni lo intente. —Ian habló con toda la seriedad que no había tenido antes.

—También lo espero porque solo le dije que fueran consejos. —Abby se puso igual de seria.

Suspiré y terminamos nuestro desayuno hablando de otras cosas porque así era ella. No se callaba y no tenía filtros, así que no dejaba de contarle a Ian algunas hazañas y anécdotas que habíamos hecho a lo largo de estos 22 años juntas, incluso con algunos detalles locos que yo hubiera omitido.

Él la escuchaba con atención, me daba ciertas miradas de diversión o de reproche cuando ella decía algo que no debía y también le preguntaba alguna que otra cosa. Se veía interesado en saber sobre nuestras historias y sobre mi pasado.

Me encantó y me hizo feliz que fuera capaz de lidiar con la forma de ser tan alocada de Abby, con ella misma y con su abierta manera de pensar sin juzgarla en absoluto.

Me gustó que fuera capaz de llevarse tan bien con ella de una manera totalmente opuesta a Blake.

Ya habíamos salido de esa cafetería en medio de la ciudad porque no estaba ni en nuestro barrio ni en su zona lujosa. Nos habíamos metido en el coche, Ian arrancó y comenzamos a rodar por la carretera, pero aún estábamos pensando a dónde ir ahora o qué hacer cuando su teléfono sonó.

Como iba conduciendo, lo puso en altavoz.

—¿Diga? —Respondió cuando Abby y yo nos mantuvimos calladas solo por si era algo importante o de trabajo.

—¿Dónde estás, papá? —Le preguntó Blake. Me resultó extraño y fruncí el ceño mirando al teléfono, que estaba en una sujeción encima de la radio.

—Tuve que ir a la oficina a solucionar unos temas. —Le respondió. Yo aparté la mirada ante la mentira.

—Ah, sí. Grace te llamó anoche durante la cena, ¿no? —Blake había hablado entre dientes. No se creía nada de lo que le decíamos.

—Exactamente. —Ian dejó un silencio de unos segundos. —¿Qué necesitas, Blake? Estoy conduciendo. —Él fue el que se quedó en silencio esta vez.

—Necesito unos consejos sobre algo... —Blake murmuró casi sin confianza.

Un golpe de realización me hizo mirar entre los asientos para ver a mi mejor amiga, que tenía las manos en la boca aguantando unas carcajadas, y la imité volviendo a mirar hacia adelante.