10. El restaurante.

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Me desperté al día siguiente a las 6:00 de la mañana en punto porque ya era lunes y tenía que ir a trabajar al estudio de fotografía.

Estaba comenzando la semana, comenzando la rutina y necesitaba olvidarme de todo lo que había pasado en estos días atrás, al menos por un tiempo, mientras me preparaba y trabajaba.

Estiré mi cuerpo hacia arriba aún en la cama y me levanté apagando la molesta música estándar que emitía mi teléfono móvil como despertador.

Si ponía una canción que me gustaba estaba claro que acabaría odiándola por el resto de mi vida y había decidido usar una melodía predeterminada que acabaría odiando de igual manera.

Miré sobre el escritorio y sonreí con orgullo al ver todos los dibujos que Brian y yo habíamos hecho ayer después de cenar, quedándonos hasta pasada la 1 de la madrugada terminando algunos.

Esperaba que valiera la pena.

Fui hasta el baño, me di una ducha, me peiné un poco con las manos y me cambié de ropa por algo que llamábamos "el uniforme".

Por alguna extraña razón que no lograba comprender, me apeteció usar falda hoy, así que fue lo que me puse. Tal vez fue por la confianza que me había estado dando Ian al agarrar mis muslos de esa forma tan intensa.

Mis muslos; una de mis mayores inseguridades.

Para terminar el atuendo, me puse unas botas cortas, una camiseta básica de un color simple y una chaqueta con el logo del estudio de fotografía.

El estudio era del padre de Abby, mi mejor amiga, pero nosotras éramos las dos únicas que trabajábamos ahí.

En realidad el estudio era prácticamente de ella porque su padre ni siquiera se pasaba por él y nos confiaba todo, así que no teníamos un uniforme como tal, por eso nos hicimos unas chaquetas a juego y con el logo.

Fui hasta mi habitación de nuevo, donde me colgué mi mochila a un hombro con la cámara y trípode, que el padre de Abby nos había regalado cuando nos graduamos de la academia, más unos cuantos útiles dentro.

Luego pasé a tomar las llaves de casa, mi cartera y mi teléfono móvil.

Miré la pantalla rota de este último y pasé el dedo por ella, pero se sentía cortante y como si miles de diminutos cristales estuvieran a punto de desprenderse en la esquina superior, así que decidí guardarlo sin tocarlo mucho.

No podía permitirme romperlo más y quedarme sin teléfono porque no podía comprar otro. Me sería imposible hacer ese esfuerzo.

En una carpeta metí todos los dibujos que Brian y yo acabamos anoche y ésta la metí dentro de la mochila para mandar por correo ordinario los que yo había terminado y habían sido pagados.

De paso, iba a ir a la tienda de tatuajes que había en el centro comercial donde yo trabajaba a dejar algunos dibujos de Brian, a ver si le podía conseguir algún trabajo ahí.

Al salir a la sala, Charlie estaba en la barra de la cocina y me sorprendió bastante encontrarme a Brian ahí también, pues a él no le gustaba para nada madrugar, y un sentimiento de orgullo me invadió.

Nos saludamos entre los tres en voz baja y hablamos desayunando en ese tono, ya que papá había llegado tarde anoche y estaba durmiendo, aunque se iría después de nuevo a trabajar.

Tristemente, apenas nos veíamos todos juntos de vez en cuando, cuando podíamos coincidir para desayunar o para cenar si teníamos un día libre que coincidía con el de otro.

Él no sabía lo de ayer y habíamos hablado en que no le comentaríamos absolutamente nada de lo que había pasado; ni de nuestra discusión en el aeropuerto ni del robo del dinero ni de mi "desaparición momentánea".

El padre de mi novio. [Versión 2022] ✅Where stories live. Discover now