Capítulo 4: Las chicas como tú.

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Después de varios golpes en la puerta, la morena volvió a apoyar su oreja en la pared y esta vez sí escuchó ruidos

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Después de varios golpes en la puerta, la morena volvió a apoyar su oreja en la pared y esta vez sí escuchó ruidos. Eran ruidos de movimientos, una silla que se corría tal vez, también captó uno que otro paso. Finalmente iba a volver a ver a la pelinegra.

Escuchó varios pasos y estaba lista para ver a la pelinegra abrir la puerta, hasta que un estruendo en la sala la hizo cambiar de atención.

—¡Eres un idiota! —un hombre con la boca rota le gritaba desde el piso a otro—. ¡Mira lo que hiciste! —la vasija que había alojado velas flotantes se había convertido en pequeños pedacitos de vidrio que estaban desparramados por el piso de la sala. Vaya saber a dónde habrán ido a parar las velas. El hombre que estaba en el piso se levantó y agarró a otro por el cuello de su camisa; estaba listo para romperle la cara de un golpe.

—Hm —una carraspera lo detuvo e hizo que ambos hombres y todo el círculo de personas que observaban divertidos la pelea, fijaran su mirada en la persona que tenían enfrente. Parada en la entrada del pasillo estaba Roseanne Park cruzada de brazos y con un gesto inmutable.

—Rosé. Digo, señorita Park... lo siento mucho —el primero de los hombres que lanzó el golpe se agachó y empezó a recoger los pedazos de cristal.

—Deja eso —ordenó Rosé, haciendo que el hombre detuviera su intento. La morena sabía que Jennie ya debía estar en su cuarto entre las piernas de alguna mujer, así que era el momento perfecto para terminar con esta fiesta—. Demás está decir que quiero que mi departamento quede vacío en menos de un minuto, ¿cierto? —no se escucharon respuestas verbales, directamente cada persona fue tomando sus pertenencias y saliendo por donde habían entrado—. Y... ¿JeongIn? —esta vez sí se dirigió al chico golpeador, quien a su vez se frenó y volteó a mirarla—. No aparezcas por la oficina el lunes, ni ningún otro día —ordenó.

Ups, alguien se había quedado sin empleo.

La morena sintió una puerta cerrarse y volteó rápidamente a la habitación donde estaba Lisa. Evidentemente la pelinegra había contestado a su llamado, pero al no ver a nadie volvió a cerrar.

—Carajo —se quejó Rosé con todas las intenciones de volver a esa puerta y golpear nuevamente. Sin embargo, alguien frenó su intento cuando le tomaron del brazo.

—Rosé —la llamó.

—¿Qué quieres, Namjoon? —la morena se sacó la mano del chico de su brazo.

— ¿Yo también me tengo que ir? —preguntó, tratando de sonar seductor.

La empresaria miró a Namjoon y luego volvió a mirar la puerta del dormitorio de Lisa, volvió a Namjoon, volvió a la puerta y finalmente suspiró.

—Espérame en mi habitación —le dijo al chico finalmente.

Con una sonrisa de superioridad, el chico contestó: —De acuerdo, pero no me hagas esperar tanto, no creo poder aguantar mucho tiempo —esto último lo dijo mientras caminaba hacia el cuarto sacándose su cinturón.

NO SOY PARA TI / CHAELISA G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora