Rosé, una máster en negocios, está acostumbrada a tener todo y a todos bajo su control junto a su socia y mejor amiga: Jennie. Con un chasquido de dedos, Rosé consigue todo lo que quiere. Sin embargo, su vida comenzará a cambiar cuando tenga que com...
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Viernes por la noche.
En el departamento.
—¡Jen! ¡Jichu! ¡Llegué! —Rosé llegaba al departamento con varias bolsas en sus manos y con una sorpresa para sus amigas—. ¡Tengo algo para mostrarles! —cantó mientras entraba a su propia habitación a dejar las bolsas.
—¿Qué quieres, Rosie? Y deja de gritar, ¿quieres? A menos que estés teniendo sexo conmigo o te llames Kim Hyori, no tienes por qué hacerlo —le dijo sonriendo desde el balcón y largando el humo del cigarrillo que tenía en su mano.
Jisoo llegaba a la sala corriendo.
—¿Dónde está? —miró a Jennie que se limitó a encogerse de hombros—. ¡Jennie! —el tono que usó Jisoo no era nada bueno—. ¿Estás fumando de nuevo? Es el cuarto que te veo agarrar en la tarde —la retó.
—¿Otra vez fumando, Jen? ¿Cuántos llevas en el día ya? En la oficina te acabaste un paquete entero —Rosé se unía a sus amigas en la sala y de paso dejaba a la bailarina y a su socia con sus bocas abiertas—. ¿Qué pasa? ¿No les gusta? —la empresaria se frenó delante de ellas.
—Te- te- te. ¡OH DIOS! —Jisoo estaba impactada—. ¡Te teñiste el cabello! —Rosé giró los ojos ante la obvia observación de su amiga.
—Exacto, necesitaba un cambio —explicó—. Pensé que el pelirrojo me daría un aire distinto —completó la idea.
—¡Me encanta, Rosie! —Jisoo se abalanzó sobre su amiga para felicitarla—. Te combina perfecto con tu mirada de fuego, te van a tener más miedo que antes —agregó, dejando a Rosé pensando si eso era bueno o malo.
Jennie sonrió vorazmente.
—¿Te teñiste los de abajo también? Porque, ¿sabes a quién más le va a gustar este cambio? Al rarón. Va a estar a mil con el nuevo color —dijo, sacando su sonrisa maligna. Rosé hizo silencio ante lo dicho por la surcoreana, no quería mencionar la verdadera razón de la elección del color de su cabello.
—Por supuesto que le va a gustar, si el otro día Liz estaba como loca con Rosita Parkes cuando la hicimos ver un vídeo de PB con nosotras, hasta que Rosé se enojó con ella porque no le estaba prestando atención y apagó el televisor.
Rosé se sonrojó y tuvo que esquivar la mirada de Jennie. Jisoo había revelado su secreto.
—¿Así que fue por eso...?
—Hablando de Lisa, ¿dónde está?
¡Ding! ¡Ding! Campana salvadora, la bailarina sacaba a Rosé de un gran aprieto.
—Por la hora que es, ya debería estar aquí —comentó la chica más alta—. ¿Trabaja esta noche también? —al parecer la pelinegra llevaba varios días encerrada en el estudio cubriendo los trabajos que tuvo que adelantar por la visita de Sophie y Beth.
