Capítulo 34: Temas pendientes.

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A la mañana siguiente.

—Bebéeeee, bebéeee —Lisa estaba sentada en posición de indio en la cama donde Rosé dormía plácidamente, toda estirada y de costado en dirección hacia la pelinegra.

Esa posición le había favorecido a Lisa para tener la panza de la morena a una mirada de distancia. De hecho, en cuanto la pelinegra se levantó, lo primero que hizo fue mirar la panza de Rosé. Bueno, tal vez lo segundo que hizo fue eso, porque teniendo a la morena desnuda junto a ella, otras cosas habían entretenido su visión por más de unos segundos. Pero, luego de mirar por varios minutos a su chica, la cubrió con el edredón para no tentarse y luego sí se levantó, se puso sus bóxers y su top deportivo y volvió a la cama para sentarse y enfrentar a su hijo o hija.

—Bebéee —lo llamaba a susurros, procurando no despertar a su novia—. Hola, bebé —saludó, agitando la mano hacia la panza de la morena una vez que pensaba que había despertado al bebé con su llamado—. Yo... yo... tu mamá... —se tocó el pecho—, quería pedirte... mereces que... que yo te pida perdón por haber reaccionado así apenas supe de tu existencia —era al único que faltaba pedirle disculpas—. Lo hice porque tenía miedo y... y... según Jane, soy una gran cobarde, pero ya no —aseguró, agitando la cabeza—. Ahora... ahora... ahora yo voy a ser la mejor mamá del mund—bueno, la segunda mejor del mundo porque estoy... estoy segura de que Rosé va a ser la mejor —dijo con confianza y sin darse cuenta de que había una morena que se hacía la dormida, pero que estaba muy atenta a lo que la pelinegra estaba diciendo.

Después de las disculpas, Lisa suspiró profundamente y apoyando los codos en cada una de sus piernas, miró intensamente al estómago. Volvió a suspirar.

—Bebé... bebé, ¿te dormiste? —Lisa suspiró—. Hola bebé, perdón por despertarte es que... lo hice porque... porque... quería decirte que... es lo último que te digo y te dejo dormir, quería decirte que te amo con todo mi corazón y con toda mi alma, y que... que... que si llegas a tener un... un... —no estaba segura si podía decirle esa palabra o no a un bebe que todavía no había nacido—. Bueno, si llegas a nacer como yo, no te vamos a abandonar ni te vamos a querer menos, ni nada... ni nada de eso —agitó su cabeza—. Te vamos... te vamos a amar mucho, mucho, mucho más, y yo... y yo... y Rosé también, y tu hermana Beth. Nosotras te vamos a... te vamos a proteger y cuidar y querer mucho, y nunca te va a pasar nada de nada —Rosé sabía que la pelinegra tenía miedo de que a su hijo le pasara las mismas cosas que ella había vivido—. Además, si... si... naces con un... con un... bueno, como yo, no es tan malo porque... porque... —la pelinegra se acercó aún más a la panza—... a las chicas parece gustarle. Bueno, a muchas de ellas —le susurró en secreto.

Esto hizo que Rosé tuviera que apretar sus labios más fuertes que nunca para aguantar su risa. A Lisa le pareció notar que el cuerpo de la otra chica se movía y miró rápido la cara de su novia, pero sus ojos estaban cerrados así que volvió a concentrarse en el estómago de la chica, apoyó sus codos en sus rodillas y su rostro en sus manos.

—Solo falta... —contó con sus dedos—. Solo faltan como ocho meses más o menos para verte —alguien estaba ansiosa—. Ojalá... ojalá... cuando te vea por primera vez, te voy a dar muchos, pero muchos besos y... y... no voy a poder dejar de mirarte y de cuidarte y... y... te voy a mimar y dar todo lo que quieras, y vamos a dibujar las paredes de la casa juntos —agregó, haciendo que la sonrisa de Rosé se volviera más grande aún—. Pero ahora... ahora... tienes que portarte bien con tu mamá y no hacerla sufrir mucho... —Lisa se frenó y pensó para de nuevo arrimarse a la panza de Rosé—. Si quieres... puedes darle muchas, pero muchas gansas de tener... —se volvió a frenar, esa palabra tampoco debe estar permitida—. Muchas ganas de recibir amor de mi parte —Lisa sonrió orgullosa de sus palabras y volvió a advertir que el cuerpo de Rosé se movía un poco.

NO SOY PARA TI / CHAELISA G!PWhere stories live. Discover now