Rosé, una máster en negocios, está acostumbrada a tener todo y a todos bajo su control junto a su socia y mejor amiga: Jennie. Con un chasquido de dedos, Rosé consigue todo lo que quiere. Sin embargo, su vida comenzará a cambiar cuando tenga que com...
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En la fiesta de aniversario.
—¿Me vas a dejar? —Rosé había apartado a Jimin un rato de la fiesta para hablar con él, necesitaba con urgencia resolver este tema cuanto antes y ponerse manos a la obra con Lisa.
Al principio había pensado dejar que terminara la fiesta de aniversario de sus padres, pero el grupo de amigas de su madre estaban muy entusiasmadas con la pelinegra y eso no le gustaba para nada, tenía que actuar cuanto antes.
—Rosé, respóndeme. ¿Me vas a dejar? ¿Ahora? ¿Aquí en la fiesta de tus padres, con toda esta gente adinerada de testigo? —era todo por las apariencias el chico.
—Jimin —Rosé suspiró—. Tu más que nadie sabes que nosotros solo nos servíamos para mostrarnos, pero no la pasamos bien juntos —reconoció la morena.
—Pero podemos intentarlo, o recurrir a terapia de parejas o no sé, probar con otras cosas como tríos o algo así —a alguien se le veía lo bisexual.
Rosé se rio de la propuesta, no pensaba probar ninguna de esas cosas, ella lo único que quería era un trio con ella, Lisa y su pene.
—Sabes que eso no es lo mío, Jimin —le aclaró—. Escucha, jamás te dije nada de tus gustos sexuales por las chicas que prestan servicios privados, mucho menos te negué dinero. Al contrario, te mantuve todo este tiempo porque me servías, pero yo no te amo y jamás te podría amar —Rosé pudo ver un destello de tristeza en el chico así que pensó algo para aliviarlo—. Pero estoy segura de que hay alguien por allí que te va a amar de la forma que quieras —salió con lo mejor que pudo.
El chico se quedó pensando en las palabras de Rosé.
—Y sí, la verdad es que un poco de razón tienes —también lo admitió—. Pero no puedes hacerme esto ahora, ¿no podemos esperar un par de meses al menos? —ofreció una opción.
—No puedo —miró hacia donde estaba Lisa. En realidad, hacia donde Lisa estaba siendo arrastrada por su madre, Haneul iba mostrando y presentando a la pelinegra ante distintos grupos con orgullo, y cuando la pelinegra lograba escapar de su madre, aparecía Minho para llevarla con sus amigos. Rosé sonrió, la cara de Lisa era algo que no tenía precio—. Necesito que sea ya mismo —agregó con su vista aún en la pelinegra.
—Ya veo —había seguido su línea de visión y con una pícara sonrisa miraba a la morena que volvió a prestarle atención al muchacho—. A decir verdad, estoy un poco aliviado, no tenía muchas ganas de mudarme a Nueva York, tú sabes cuánto me gusta el sol...
—Y las mejores rameras están en Los Ángeles —agregó Rosé, desenterrando el secreto del muchacho.
—Oye —el chico levantó las manos, libre de culpa—. No fui yo quien lo dijo, Charlee Sheen y Huge Grant están de acuerdo conmigo —dijo—. Además, si pago no se quejan del tamaño como otras —acusó con toda la intención.
