Capítulo 5: Limario.

1.7K 191 16
                                    


Una hora más tarde

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Una hora más tarde.

Las tres chicas iban en un taxi de camino a encontrarse con Jungkook en la puerta del estudio de tatuajes.

—No entiendo por qué tuvimos que tomar un taxi. ¿No te bastó con hacerme mudar a ese nido de ratas; dónde no puedo pegar un ojo porque sé que si me duermo la rarita es capaz de secuestrarme para sacarme la piel y hacerse un tapado? —protestó la surcoreana nuevamente.

Desde que Rosé le había arrebatado de un manotazo las llaves de su auto, la cara de Jennie no había cambiado. Se subió al taxi, se cruzó de brazos y se encargó de actualizar sus protestas a cada rato.

—¿Qué tienes contra mí, Rosé? ¿Por qué no me dejas usar mí hermoso coche? —presionó.

Rosé no quería volver a contestar la misma pregunta, no quería que Jennie la sacara por tercera vez de sus pensamientos. Su mente estaba en el lugar que quería y no quería interrumpirla, así que decidió ignorar a su amiga una vez más.

La empresaria no entendía su cuerpo, no entendía su mente, y no entendía cómo se comportaba cuando Lisa estaba frente a ella. Cuando la chica dormía, ¿qué más hubiera querido Rosé que acostarse a su lado y mirarla sin cansancio? Cuando despertó asustada por el exabrupto de Jisoo, Rosé no pudo evitar querer tomarla entre sus brazos y tenerla segura entre ellos hasta que la morena se tranquilizara. Pero, ¿cómo podía hacer eso si la otra chica apenas permitía que estuvieran a unos cuantos pasos de distancia? Rosé seguía haciéndose la misma pregunta; pregunta que la hizo mirar a la otra chica que tenía a su lado: Jisoo. Jisoo había visto lo mismo que ella, la bailarina también había presenciado la forma en que Lisa llegó a temblar por el simple hecho de que Rosé tuviera las manos en cada uno de sus brazos. A la pelinegra, evidentemente, la ponía incomoda la presencia de otras personas a su alrededor, y ni hablar de que otra persona se acercara a ella o intentara tocarla. La misma Rosé alcanzó a ver que en cuanto ellas salieron por la puerta del departamento, todo el cuerpo de la otra chica se relajó, y si no hubiese sido porque en ese momento Jennie había empezado con sus chillidos, la morena hubiera jurado que escuchó a Lisa suspirar.

—Si yo hubiera manejado ya hubiéramos llegado, ¿sabes? —al parecer Jennie no se callaba—. Si yo hubiera manejado mí coche no tendríamos que ir todas apretujadas en esta mugrienta carcacha y—

—Hazme el favor de callarte, Jennie Kim —la surcoreana lo había logrado, había logrado que Rosé saliera de sus pensamientos—. ¿Cuántas veces tengo que explicarte que por unos meses hay que tratar de pasar desapercibidas? ¡Contéstame, Jennie! ¿Cuántas veces tengo que explicarte? —insistió irritada.

La surcoreana cruzó aún más sus brazos; si es que eso era posible.

—Si no me dejaste usar mi Porsche, al menos hubiéramos salido en tu Mercedes —alcanzó a murmurar.

NO SOY PARA TI / CHAELISA G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora