Capítulo 1

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Clarke pov:

Unos movimientos bruscos me despiertan repentinamente. Miro alrededor y estoy estupefacta. Todo es del aburrido y monótono color gris del metal. Pero no estoy en mi habitación. Estoy sentada, atada con un cinturón y un casco puesto en una cápsula, la cual se mueve a toda velocidad cayendo. ¿A la tierra? Me asomo rápidamente y efectivamente si, a la tierra.

Miro frenéticamente a todos lados, solo encontrándome con botones, palancas y que se yo que más. La pequeña pantalla en frente mío se enciende y mis padres aparecen, llorando.- Cariño, cuando veas este video, probablemente estés confundida. No te asustes. Todo va a estar bien.- La voz de mi padre suele calmarme, mas ahora solo hace que el miedo incremente.- Cosas malas sucederán aquí, Clarke. El Arka está muriendo, y no, esta vez no podremos arreglarlo. El sistema de soporte de vida está fallando.- Sollozo sabiendo que probablemente no los vuelva a ver.- Jaha está desesperado. Lo lamento, Clarke. Odiamos tener que hacer esto, pero iban a flotarte de no hacerlo. Hace años que los satélites nos indican que los niveles de radiación en la tierra han bajado. Clarke, princesa. Irás a la tierra. Cumplirás tu sueño. Si no mueres, significa que todos podremos bajar. Dentro de tu nave hallarás provisiones para una semana, ropa, un arma y mi libreta con conocimiento básico de supervivencia.

-Te amamos, Clarke.- Dice mi madre llorando.

-Y yo a ustedes.- Susurro, aunque se que no pueden oírme.

La nave se zarandea debido a que se han abierto los paracaídas. Me aferro al asiento, apretando tan fuerte que mis nudillos se vuelven blancos. Observo por la ventana como entro en la atmósfera, la nave prendiéndose fuego. Las alarmas se encienden y todo cruje y se mueve aún más. Cierro los ojos y hago ejercicios de respiración, intentando calmarme. La nave continúa su descenso, hasta que con un fuerte golpe aterriza. Lo último que recuerdo, es golpear mi cabeza contra la ventana.

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Me despierto y una punzada atraviesa mi frente. Llevo mis dedos a mi cabeza, notando que tengo un corte. Siseo y me desabrocho el cinturón. Abro la puerta despacio. El verde más brillante que jamás he visto adorna todo el lugar. Giro sobre mi misma, admirando el cielo azul. Tomo una gran bocanada de aire, aspirando su aroma dulzón. Suelto el aire y sonrío. Lo logre. Cumplí el gran sueño, bajar al suelo.

Me concentro en captarlo todo. Los árboles, las plantas. Hay unas bellas flores que no me atrevo a tocar por miedo a que sean venenosas. Todo es igual o mejor de lo que me imaginaba. Me siento en el suelo y entierro mi mano en la tierra, acariciando el pasto. Carcajeo, divertida como un niño con un nuevo juguete.

Finalmente decido ponerme manos a la obra y reviso las provisiones que mis padres me enviaron. Noto en mi muñeca algo que no estaba allí antes. El reloj de mi padre. Seco las lágrimas que vuelven a asomarse y me dispongo a hacer lo que vine a hacer. Las provisiones solo consisten en las barras energéticas que servían en la cafetería. Insulsas, pero que me mantendrán con vida. Dos mudas de ropa y algunas mantas. Finalmente, la libreta y grafito que mi padre habló.

Hojeo un poco el libro, observando que contiene información sobre cuáles plantas son comestibles y cuáles no. Me detengo en una pagina que dice como hacer una fogata. El sol comienza a bajar y el frío aumenta. Sigo los pasos al pie de la letra. Luego de un buen rato, logro una mísera chispa, pero que consigue encender un fuego. Tomo una de las barras energéticas y la como lentamente, sorbiendo un poco del agua en una de las cantimploras. Debo estar hidratada, pero el agua no durará por siempre.

Decido que mañana buscaré un río. Apago la fogata y entro todo a la cápsula. Es incómodo, pero mejor que dormir fuera donde hace frío. Me acuesto y me tapo con las mantas. Toqueteo el reloj de mi padre, sin poder conciliar el sueño. Las lágrimas comienzan a salir silenciosamente. Solo soy una niña de doce años. No se supone que esté en esta situación. Pero lo estoy. Debo superarlo y seguir adelante.

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Despierto temprano en la mañana. O supongo eso, ya que el sol apenas asoma por los árboles. Mis ojos están rojos e hinchados por el llanto de anoche. Tomo el cuchillo que me dieron, unas cantimploras y una barra para cuando me de hambre y salgo en busca de una fuente de agua. Durante el camino, me dedico a observar la hermosa belleza de la tierra. Toco los troncos, las hojas. Incluso me animo a oler algunas flores. Encuentro huellas de animales, lo que me anima un poco. Si ellos viven, yo también puedo hacerlo.

Luego de una hora caminando, encuentro una pequeña cascada que da a un lago. Bebo de él, no importándome si es radioactiva. Su sabor es mejor del que esperaba. Cargo las botellas y bebo aún más. Saco la libreta de mi padre y hago un pequeño mapa desde el campamento hasta aquí. En el camino, busco alguna planta comestible como las que aparecen en el libro. Encuentro un arbusto muy parecido al del dibujo, que dice se llaman frambuesas. Pruebo una y nada sucede, solo que mis papilas gustativas festejan ante el sabor dulce y ácido. Palabras que conocía, pero no hubiera podido describir hasta ahora.

Joder, son exquisitas. Vuelvo al campamento y tomo las cajas en las que las provisiones estaban. Cargo varios frutos, pero no demasiados. Si llevo mas de lo que consumiré pueden pudrirse y seria un desperdicio. Me paso el resto de la tarde comiendo esta nueva fruta y dibujando el paisaje en la libreta.

En la noche vuelvo a prender una fogata para calentarme. Me acuesto en el pasto, observando el cielo estrellado y la luna. Es tan diferente a como se veía en el espacio. Las estrellas brillan y recuerdo algunas leyendas. Según viejos textos del antiguo mundo, algunos creían que cuando una persona moría, una estrella nacía. Sonrío al cielo. Tal vez mis ancestros me estén protegiendo. El Arka me utilizara como conejillo de Indias. Suspiro. Apenas va un día y ya todo es estresante.

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Holi

Nuevo fic. 

Espero les guste. :)

Débil por ti - ClexaWhere stories live. Discover now