Capítulo 8

2.5K 180 13
                                    

Anya pov:

Entro en la tienda con Lexa pegada a mis talones. Me freno en seco ante la escena que encuentro. Clarke tiembla descontroladamente. Su vista clavada en sus manos rojas por la sangre. Lágrimas caen por sus mejillas, respirando agitadamente. No se vuelve a nosotras, siquiera notándonos. Tiene una expresión de horror en su rostro que jamás olvidaré.

-¿Clarke?- Me acerco a ella pero no responde. Me arrodillo frente a ella, la niña continuando en su trance. Tomo sus manos en las mías. Sus húmedos ojos azules se clavan finalmente en mi. Niega con su cabeza, las palabras muriendo en su garganta antes de poder salir.- Shhh, está bien.

La abrazo, mientras continúa llorando en mi cuello.- Tuve que hacerlo. Ellos nos hicieron daño. Mataron a nuestro pueblo. Debí hacerlo. Yo tenía que.- Repite una y otra vez con voz rota.

No tengo idea de que decir para consolarla, por lo que me limito a acariciar su cabello y ofrecerle mi compañía. Me vuelvo a Lexa, quien observa incómoda la escena. Supongo, no acostumbrada a que demuestren de tal forma sus sentimientos frente a ella. O puede que porque yo no fui igual de comprensiva con Clarke que con ella. De todas formas, Lexa no acabó con la vida de quien sabe cuantas personas en un día como lo ha hecho Clarke. Lexa fue criada para liderar y asesinar a quienes debía. Clarke llegó al suelo hace dos años, creyendo que jamás debería cometer tal acto.

La niña se separa, secando sus lágrimas rápidamente. Intenta recomponerse sin lograrlo. Finalmente, la comandante se acerca.- Tomaste la decisión correcta, Klark.

-¿A qué precio?- Susurra.

-¿Por qué no simplemente abriste la puerta y que el ejército se encargara de todo?- Pregunto curiosa.

Me mira unos momentos antes de responder.- Si hubiera abierto la puerta, hubiera pasado lo mismo. La radiación hubiera entrado y hubieran muerto igual. Lo único diferente que hice fue que murieran antes de que entraran. Sus muertes hubieran estado en mis manos de todas formas.- Clava su mirada en el suelo.- No todos murieron así. Era lo más rápido, sino me hubieran capturado. Lo único que lamento es no haber podido darles una muerte más rápida a los inocentes. A los niños.- Susurra lo último.

Intercambio una mirada con Lexa, quien se acerca a Clarke, colocando una mano en su hombro.- Hubieran crecido y convertido en lo mismo que sus padres.

Clarke asiente.- Lo sé. No lo hace mas fácil tampoco. Asesiné de un disparo al presidente. Solo porque me ayudó. A punta de pistola, pero lo hizo. Se ganó una muerte indolora. La doctora que los desangraba no tuvo tanta suerte.- Sonríe maníacamente.- La corté. La apuñalé. Más veces de las que recuerdo contar. El guardia que también estaba en la habitación murió por radiación. Y el hijo del presidente, ese maldito que convertía a nuestro pueblo en destripadores, murió junto con el dolor de la radiación y su propia droga.

-Hiciste bien en darles su merecido.- Apreto sus manos. Me mira triste.

-¿Crees que soy un monstruo?

Me sorprendo por la pregunta, negando rápidamente.- Obtuvieron su merecido. Eres la niña más valiente que existe. Lograste en unas semanas lo que no logramos en años. Clarke, tu pasarás a la historia.

Sonríe débilmente.- Dijiste que no debo llorar la muerte del enemigo. No lamento haber asesinado a los culpables. Pero tú no los viste. Esos niños y ancianos. Familias enteras quienes no tenían nada que ver con lo que hacían. Son ellos quienes ocasionan mi culpa. ¿Cómo hago para que no duela?

-No puedes.- Lexa habla repentinamente.- Jamás lo olvidarás. Solo puedes lidiar con ello y continuar tu vida. Recordándote cada día que hiciste lo correcto. Felicidades, Klark. Nos conseguiste la victoria. Ahora ve a descansar, mañana será un largo día.

Débil por ti - ClexaWhere stories live. Discover now