Capítulo 5

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Clarke pov:

Respiro profundo intentando calmar mis nervios. Muy bien, aquí vamos. Doy el primer paso entrando en los túneles. El primer paso entrando a lo que puede ser mi tumba. Tal vez jamás haga mi camino de salida. No necesito un mapa, conozco los túneles de memoria. Voy a un buen ritmo, intentando llegar lo antes posible.

Si viera mi reflejo, no me reconocería. Estoy limpia, sin ningún rastro de tierra o suciedad. Camino descalza, así no embarro mis botas y dentro se den cuenta de que he estado fuera. De todas maneras al verme sabrán que no pertenezco allí. Es solo para mezclarme. Mi cabello esta suelto y desenredado. El rubio brilla aun mas sin toda la tierra encima. Luzco como cuando estaba en el Arka. Algo que odio.

La ligereza de la ropa me hace sentir débil. Sin mi armadura estoy expuesta. Mis espadas están escondidas en mi espalda, ademas de llevar escondidos varios cuchillos y dagas. Si mi destino dicta que mi lucha acabara aquí, me llevare cuantos montañeses pueda conmigo. Como ya he dicho, no tengo nada que perder. Nadie va a extrañarme. Ciertamente no llorarme. Tal vez mis padres, pero deben darme por muerta hace mucho. En verdad nunca entendí como sabrían que estoy viva. Supongo que jamás averiguare eso también.

En mi mochila cargo una buena cantidad de provisiones y agua. No se cuanto tardare ni si encontraré algo para comer. Sin embargo, algo me dice que no será suficiente. Tendré que hacer un racionamiento muy estricto y pasar hambre algunos días también.

La puerta de metal que siempre observo y jamás atrevo tocar aparece frente a mi. No puedo abrirla, lo se. Me escondo tras una roca, esperando a que se abra. Mientras tanto, observo el reloj de mi padre. Una reliquia que me acompaña siempre. Es como tenerlo aquí conmigo. Este donde este, se que esta cuidándome. Cierro los ojos, recordando su rostro un poco ya borroso por el tiempo. Los dibujos que he hecho no han hecho mucho por evitar ello.

El metal cruje y se escucha un click, anunciando que la puerta ha sido abierta. Varios hombres en traje salen. Pongo el pie disimuladamente, afortunadamente nadie lo nota. Entro rápido, antes que alguien me descubra. La puerta se cierra detrás de mi, sellando el inicio del final de la guerra.

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Escondida en una ventilación que encontré, dibujo la parte que he recorrido de la montaña. Al igual que en el Arka, el lugar posee monotonía de colores y estructura. El Arka era toda de metal, aquí esta todo hecho de cemento. Gris. Aburrido. Luego de experimentar la libertad que el suelo me ha proporcionado, odio estar atrapada aquí dentro. Suspiro, debo hacerlo por mi pueblo. Lo peor fue pasar por esa zona de descontaminación.

Escucho voces y me tenso. Me quedo quieta y tapo mi boca para evitar soltar algún sonido.- Sr. Presidente, debe reconsiderarlo. Lo que su hijo esta haciendo esta enfureciendo aun mas a los salvajes. Enviar a sus monstruos a las aldeas solo esta causando miedo, y el miedo mas ataques. Y los ataques violencia. Y....

-Dra. Tsing, me ha quedado claro.- La voz de un hombre interrumpe a la mujer.- Cage es algo impulsivo, lo se. Pero como bien has dicho, son solo salvajes. Nuestras armas son mejores.- Apreto los puños. Nomon jokas (Hijos de puta)- No pueden contra nosotros. No enviare grupos al exterior por un tiempo. Así evitaremos que los salvajes nos asesinen.

-Muy bien. Aun así, debería hablar con el.

-Lo hare, no te preocupes.

Las voces van desapareciendo a medida que se alejan. La rabia me invade. Ellos son los monstruos, los salvajes. Capturan a mi pueblo y jamás nadie los vuelve a ver. Transforman a otros en las bestias horribles que son los destripadores. Y encima, tienen el descaro suficiente como para considerarnos a nosotros los villanos. Yo misma me encargare que eso no suceda.

Débil por ti - ClexaWhere stories live. Discover now