Capitulo 12

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Puedo sentir su aliento cálido junto a mí, mientras una de sus manos se desliza por mi vientre. No tengo ni idea de que hora es, pero estoy segura que no he dormido lo suficiente. Sus dedos se deslizan lentamente por mi vientre trazando círculos.

Abro los ojos y giro mi rostro hacia el lado para encontrarme con un Daniel borroso y desenfocado. Los entrecierro y lo siento moverse. Me coloca las gafas y me encuentro con su sonrisa deslumbrante.

—Buenos días. —me dice muy feliz.

—Buenos días. ¿Qué hora es?

—Las 7:00 am.

Me siento en la cama.

—Según mis cálculos, tenemos el tiempo justo para bañarnos, vestirnos, desayunar, salir rumbo a la empresa y llegar a tiempo.

—Perfecto. —le contesto con una sonrisa.

—Bien, vamos a bañarnos entonces. —me dice tentadoramente mientras enreda las manos en mi cintura y besa mi cuello.

—¿De casualidad en tus cálculos tenías planificado sexo matutino? —le pregunto cuando sus labios ya se deslizan por mi pecho y yo comienzo a jadear.

—Por supuesto, no hay nada mejor para comenzar el día y espabilarse. —me responde antes de meterse uno de mis senos en la boca haciéndome gemir.

—Pero me habías dicho que servía para dormirse plácidamente.

—El sexo de anoche es muy diferente al que tengo pensado esta mañana. —respondió mientras sus labios continuaban el recorrido por toda mi piel.

Y él tiene razón.

Es muy diferente el sexo de la noche anterior a este. Anoche todo había sido sexo rudo, salvaje, extenuante y agotador. Y este más bien lo que está haciendo es despertando todas mis terminaciones nerviosas, poniendo cada nervio a flor de piel. Para el momento en que estamos en la ducha ya estoy más que despierta y mi piel estaba hipersensible. No quedó un solo lugar de mi cuerpo que su lengua o sus dedos no hubiesen tocado.

Terminamos de bañarnos y en cuanto Daniel terminó de vestirse salió de la habitación. Terminé de vestirme unos minutos después que él y bajé a desayunar. Al llegar a la barra me percaté que ya el desayuno estaba preparado. Es imposible que lo hubiese preparado en tan poco tiempo.

— ¿En qué momento preparaste todo esto?

—Estoy despierto desde las 6:00 am.

— ¿Por algún motivo en particular?

—Nada importante, vamos, desayunemos.

Pero sé que esa respuesta significa algo más. Significa que tiene algo que ver con su misión. Y que no me puede contar. Así que decido aceptar la respuesta que me da y desayunar tranquilamente.

Terminamos de desayunar y recogí mi bolso antes de tomar el ascensor. Ambos estábamos en silencio. Sobre todo Daniel. Las puertas se abren en el parqueo subterráneo y Daniel saca unas llaves del bolsillo de su pantalón. Apretó un botón en el mando a distancia y las luces de un auto que estaba a unos diez metros de nosotros se encendieron. A medida que nos acercábamos al auto, más familiar me parece

Entonces apretó otro botón y las puertas se abrieron hacia arriba. Ese es su auto, el mismo de Chicago. Me senté en mi asiento, cerré la puerta y me puse el cinturón mientras Daniel hacía lo mismo.

— ¿Cómo has hecho para que llegue tan pronto?

—La agencia se encargó de eso.

—Pero según recuerdo, cuando viajaste a Chicago tuviste problemas con tu auto, que no llegó en tiempo.

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