Capítulo 7

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Reachel William desde que salió de la Universidad Covah demostró que es una mujer y una fiscal excelentes.

Reachel o Reach como algunos le dicen nació en Utah y gracias a sus fantásticas calificaciones logró ingresar a esa prestigiosa universidad lejos de su familia.

Para graduarse tuvo que descubrir la verdad de un caso inventado por sus profesores, además muchos oficiales fiscales de distintos estados observaban el desempeño de cada uno de los estudiantes.
Reachel resolvió el caso y se le ofreció un puesto en varios estados, al final se decantó por Texas porque ahí se iría su novia, Taylor.

Taylor nació y vivió en Houston y estuvo junto con Reachel  en la Universidad Covah, pero Taylor estudió Pedagogía y Psicología pues su sueño era ser maestra.

Al terminar sus estudios regresó a Houston y Reachel la siguió, juntas alquilan un casa y cuidan a sus tres pugs.

Aunque últimamente las cosas han estado mal entre Reachel y Taylor.

Lo siento, Reach, llegaré tarde.
—Tengo que irme más temprano.
—Mis niños me necesitan. Necesito quedarme en las tutorías.
—Hay muchos exámenes que calificar.

Y así muchas excusas le decía Taylor, pero el sexto sentido de fiscal y la intuición femenina de Williams le decía que había algo detrás, pero su amor por ella le decía que debía confiar en Taylor.

Con frecuencia se debatía internamente a qué parte debía escuchar, pero esa noche que vio a esa afligida mujer de nombre Helena Carter, todo cambió.
De repente, la vida no daba tanto asco.

En fin, la fiscal Williams revisaba las declaraciones del caso Carter, estas declaraciones fueron dadas por los guardias de seguridad y por Bruno Lambert.
Gracias a las declaraciones y al hecho de que desaparecieran las joyas de la difunta Emily, Reachel sabía que algo más estaba pasando.

—Reachel —llamó el fiscal Jefferson, hijo del notario que leyó el testamento de Emily—, ya llegaron los Carter.

—Gracias, Jerry.

—Por cierto, no olvides que me debes un almuerzo.

—No lo olvido.

Jerry sonrió y se retiró. Reachel tomó los archivos del caso y espero a que los Carter entraran a su despacho.

—Buenas tardes —saludó la fiscal—. Por favor tomen asiento.

James, Teodora, Lucas y Helena accedieron a la invitación y se sentaron en las cuatro sillas que se hallaban puestas frente al escritorio de Reachel.

—Hoy se cumple una semana desde el incidente y les seré franca —empezó a decir para después tomar un descanso para recuperar el aire—.  Tenemos pruebas suficientes para incriminar a Charlie Evans.

—¿Quién es Charlie Evans? —inquirió algo irritado el señor Carter.

—Él era parte del cuerpo de seguridad que custodiaba la casa y se encargaba de la seguridad de Bruno Lambert y su esposa.

—¿Entonces significa que no fue un suicidio? —preguntó Teodora Carter—, ¿ese tal Evan mató a nuestra hija?

—Es muy probable. Según las declaraciones del resto de sus compañeros actuaba algo intranquilo el día del supuesto suicidio, además, despareció minutos antes de la hora estimada del fallecimiento.

—¿Cómo que desapareció?

—Me temo que sí, señor Lucas, el principal sospechoso no se encontraba cerca cuando las autoridades llegaron, pero prometo que lo estamos buscando.

—Gracias —dijo Lucas—, si hay alguna novedad, diganos.

—Lo haré.

Los cuatro Carter se levantaron y se marcharon de la fiscal quien no tardó en recibir un mensaje.

Lo siento, el director nos convocó esta tarde, no sé a que hora llegaré.

XOXO, Taylor.”

«¿Porqué no me sorprende?» pensó Reachel mirando al techo dibujando en su rostro una sarcástica sonrisa.

 

La LlamadaWhere stories live. Discover now