Una nueva cazadora

Capítulo 15

Muy amable por su parte el reservarme el vestuario de los chicos para mi solita. Seguro que pensaba que era otra puya más. Pero no podía estar más equivocada.

Podía sentir el nerviosismo de Adam, aunque intentara negarlo. Sus puños se marcaban dentro de los bolsillos de los jeans, y su mirada estaba clavada en mí. Espiar a través del espejo era una fuente inagotable de datos. Me eché un último vistazo. Mi piel brillaba bajo la ceñida camiseta roja de tirantes, resultado de mi calentamiento. Pero eso no era lo importante. Mis dedos repasaron por última vez el ahumado de mis ojos. Quería que mi rostro fuera lo más felino posible, y aquel maquillaje lo lograba. La elegante cola de caballo estaba allí para darme comodidad, pero no estaba de más que fuera bonita. Ajusté la cintura elástica de mis pantalones de yoga de color marrón. Sí, estaba lista.

-           Vamos allá.-

-           ¿Estás segura?.-

-           ¿Recuerdas lo que te dije sobre las perras como ella?.-

-           Sí.-

-           Entonces ya tienes tu respuesta.-

Adam asintió, y esperó a que pasara a su lado para seguirme.

Cuando aparecí en la gran sala del tatami, tuve poco tiempo de apreciar la belleza del lugar. Una de las paredes, era una enorme cristalera. La luz se filtraba por ella, haciendo innecesaria la luz artificial. La sala estaba abarrotada de gente, y tras los cristales se agolpaba otro gran número de personas.

Según me iba a cercando, podía notar los detalles de aquella que me esperaba. Sandy iba vestida con un elegante kiarategui de color negro, bajo el que asomaba una camiseta blanca. Llevaba protecciones en pies y manos, pero lo que destacaba de ella era su satisfecha sonrisa. Mientras caminaba, pude advertir la presencia de un cámara. Busqué a mí alrededor, y encontré a quién buscaba, le hice un gesto, y el hombre me acompañó hasta el centro del tatami. Sandy y su monitor nos recibieron a ambos con una sonrisa, mientras el hombre le masajeaba los hombros.

-           ¿Lista para morder el polvo?.-

Alcé la mano hacia ella, deteniendo sus saltitos de calentamiento.

-           Me he permitido traer un árbitro para la confrontación. ¿Espero que no te moleste?.-

Mi acompañante estiró la mano y se presentó, primero al monitor y luego a Sandy. Cuando el monitor de Sandy escuchó su nombre no le dio mucha importancia, hasta que especificó que era árbitro profesional del circuito de lucha extrema. Entonces el otro hombre alzó una ceja intrigado. Yo alcé mis hombros y no le di mucha importancia.

-           No sabía qué tipo de pelea estabas pensando, así que me decanté por una persona que abarcara varias técnicas.-

-           ¿Tienes miedo de que te rompa algo?.-

No contesté, solo sonreí. Y eso la cabreó, oh sí. El silencio siempre es muchas veces la mejor de las respuestas.

Mientras el árbitro recitaba una serie de reglas básicas, y dejaba claro que era una confrontación deportiva, consentida por ambas partes, y de la que ambos participantes eximían a su contrincante de los daños ocasionados en la misma, miré hacia las gradas improvisadas a mi derecha, donde pude ver a Adam tomando asiento. Luego volví mi atención hacia el árbitro.

-           ¿Quieren realizar algún tipo de estiramiento antes de empezar?.-

Sandy empezó a dar saltitos y a estirar sus brazos sobre su cabeza. Yo solo ladeé mi cabeza, primero sobre un hombro, luego sobre el otro, con calma. Sin dejar de clavar mi mirada sobre ella. Mi sonrisa se había borrado, mi cabeza inclinado. Uno de mis pies se retrasó para darme estabilidad, mis puños se alzaron. Apreté las protecciones de mis manos al cerrar los puños. Podía sentir la tensión de mi cuerpo, estaba lista.

-           Si lo deseas puedes coger un golpeador.-

Miré hacia el lugar donde señalaba, donde unos largos palos considerablemente acolchados descansaban. El centro estaba desnudo, proporcionando un punto de agarre.

Volví mi vista hacia ella, y asentí cuando el árbitro preguntó si estábamos listas.