Elsa reacomodaba sus cansados pies bajo la larga falda de su vestido de noche. A aquellas horas, ya no tenía más energías para continuar con la fiesta, y no era la única. Las mujeres y novias de varios jugadores y algún que otro directivo, habían creado un particular círculo de chicas en un rincón de la vacía carpa del catering. Los zapatos estaban desperdigados por el suelo, y había varias copas vacías en la mesa que estaba junto a ellas. Todavía no sabía como la conversación había llegado a aquel punto, pero no la sorprendía. Mujeres, alcohol, y chicos guapos por todas partes. La libido estaba descontrolada.
- Pues mi Mike tiene el récord, tiene la más grande de todo el vestuario.-
- Vaya, pues estarás en la gloria.-
- No te creas, hay veces que está tan desbocado, que me parte por la mitad. No me da tiempo a estar preparada.-
- Pues dile que no estás lista.-
Elsa casi no podía reconocer su voz. El alcohol la transformaba, ahora la tenía más profunda, y se veía obligada a hablar con más calma. Quizás por eso las otras mujeres la miraban con más atención.
- ¡Já!, ni loca. Cuando se embala, no hay nada que lo detenga.-
- No es tu misión el detenerle. Tiene que ser él mismo quien lo haga, sino, no es posible que alcances el orgasmo.-
- Es que cuando se pone así, no lo hago.-
- Pues eso. Si él no es capaz de pensar en tu placer, tendrías que hacer que se diera cuenta de que así no te gusta.-
- Ya, eso intenta explicárselo cuando tiene la adrenalina a tope. Cuando llega a casa después de un partido, es una locomotora.-
- Si es predecible, puedes hacer algo para evitar que se desmadre.-
- Ah, sí. ¿Qué me sugieres?.-
- Eso, cuenta, cuenta.-
- Átale a la cama.-
- ¡Ja!, ni loco se va a dejar atar.-
- Estamos hablando de jugadores de rugby, Elsa. Son toda testosterona. Unos auténticos hombres de las cavernas.-
- Todo depende de lo que vaya a conseguir a cambio.-
- Joder, hablas como si supieras a ciencia cierta de que es posible.-
Elsa alzó una ceja y esbozó una traviesa sonrisa mientras sorbía un poco de su bebida.
- Dime que tengo que hacer.-
- Tacones altos, lencería sexy. Nada más.-
- Ya, si lo recibo así, no me da tiempo ni a decir ¿qué tal el partido?.-
- Pues imponte, déjale bien claro que ese será su premio, pero sólo si accede a jugar con tus reglas.-
- ¿Y funciona, así?.-
- Según mi experiencia, si.-
- ¿Y luego qué?.-
- Luego tomas el control.-
- Detalles, quiero detalles.-
- Sí, eso. Paso a paso.-
- Pues, una vez atado al menos de las manos, te subes a horcajadas sobre él, y le enseñas el ritmo de cómo tiene que ser.-
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Una nueva cazadora
RomantikkLa venganza puede ser un objetivo, pero nunca será un final. Elsa vio en la venganza una salida a su resentimiento, acabar con aquellos que se llevaron la vida de su mejor amiga. Pero el destino es caprichoso, y pone en tu camino lo que no estás bus...