Capítulo 23

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Elsa reacomodaba sus cansados pies bajo la larga falda de su vestido de noche. A aquellas horas, ya no tenía más energías para continuar con la fiesta, y no era la única. Las mujeres y novias de varios jugadores y algún que otro directivo, habían creado un particular círculo de chicas en un rincón de la vacía carpa del catering. Los zapatos estaban desperdigados por el suelo, y había varias copas vacías en la mesa que estaba junto a ellas. Todavía no sabía como la conversación había llegado a aquel punto, pero no la sorprendía. Mujeres, alcohol, y chicos guapos por todas partes. La libido estaba descontrolada.

-           Pues mi Mike tiene el récord, tiene la más grande de todo el vestuario.-

-           Vaya, pues estarás en la gloria.-

-           No te creas, hay veces que está tan desbocado, que me parte por la mitad. No me da tiempo a estar preparada.-

-           Pues dile que no estás lista.-

Elsa casi no podía reconocer su voz. El alcohol la transformaba, ahora la tenía más profunda, y se veía obligada a hablar con más calma. Quizás por eso las otras mujeres la miraban con más atención.

-           ¡Já!, ni loca. Cuando se embala, no hay nada que lo detenga.-

-           No es tu misión el detenerle. Tiene que ser él mismo quien lo haga, sino, no es posible que alcances el orgasmo.-

-           Es que cuando se pone así, no lo hago.-

-           Pues eso. Si él no es capaz de pensar en tu placer, tendrías que hacer que se diera cuenta de que así no te gusta.-

-           Ya, eso intenta explicárselo cuando tiene la adrenalina a tope. Cuando llega a casa después de un partido, es una locomotora.-

-           Si es predecible, puedes hacer algo para evitar que se desmadre.-

-           Ah, sí. ¿Qué me sugieres?.-

-           Eso, cuenta, cuenta.-

-           Átale a la cama.-

-           ¡Ja!, ni loco se va a dejar atar.-

-           Estamos hablando de jugadores de rugby, Elsa. Son toda testosterona. Unos auténticos hombres de las cavernas.-

-           Todo depende de lo que vaya a conseguir a cambio.-

-           Joder, hablas como si supieras a ciencia cierta de que es posible.-

Elsa alzó una ceja y esbozó una traviesa sonrisa mientras sorbía un poco de su bebida.

-           Dime que tengo que hacer.-

-           Tacones altos, lencería sexy. Nada más.-

-           Ya, si lo recibo así, no me da tiempo ni a decir ¿qué tal el partido?.-

-           Pues imponte, déjale bien claro que ese será su premio, pero sólo si accede a jugar con tus reglas.-

-           ¿Y funciona, así?.-

-           Según mi experiencia, si.-

-           ¿Y luego qué?.-

-           Luego tomas el control.-

-           Detalles, quiero detalles.-

-           Sí, eso. Paso a paso.-

-           Pues, una vez atado al menos de las manos, te subes a horcajadas sobre él, y le enseñas el ritmo de cómo tiene que ser.-

Una nueva cazadoraWhere stories live. Discover now