Capítulo 28

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Chris recogió la llamada en el manos libres del coche.

-           Chris Youngquest.-

-           Hola, soy Elsa.-

-           ¿Qué tal has dormido?.-

-           Bien. Por eso te llamaba. Quiero agradecerte, ¿puedo invitarte a cenar?.-

-           Por supuesto. ¿Dónde me vas a llevar?.-

-           Tu elijes.-

-           Entonces te recojo a las ocho, después del partido.-

Chris voló por el césped aquella tarde. Tendría que sentirse culpable cada vez que pasaba junto a Adam, pero no lo hizo. El gigante perdió su oportunidad, y ahora le tocaba a él.

Meditó seriamente el lugar al que quería llevarla. Tenía que impresionarla, y sabía que no lo conseguiría llevándola a un restaurante caro o a uno de moda. Cuando dio con el lugar perfecto, no tardó nada en hacer la reserva. Cuando paró frente a su apartamento, estaba nervioso como un adolescente en su primera cita. No era por falta de experiencia, no, pero tenía la sensación de que con ella no podía fallar, era jugárselo todo a una carta siempre. Su corazón latía desbocado, y no podía hacer nada para calmarlo, hasta que la vio. Entonces todo se detuvo. Llevaba un vestido blanco, muy veraniego, y unas sandalias con un poco de tacón. Era fresca, dulce y seductora al mismo tiempo. Se saludaron con un beso en la mejilla, y Chris aprovechó para tomarle la mano, y no soltarla hasta que la dejó en su asiento. Si le pareció raro o inapropiado, ella no dijo nada. Bien, la cosa iba bien. Ahora tenía que hacer todo lo posible por no precipitarse, pero iba a ser condenadamente difícil. Su olor era en sí una invitación a la lujuria, que su cuerpo no estaba dispuesto a pasar por alto.

La llevó a un pequeño restaurante, cerca del puerto, donde comieron marisco mientras admiraban la puesta de sol sobre el océano. Charlaron sobre sus trabajos, aunque poco, porque Chris no podía dejar de mirar su boca. ¿Podía haber algo más erótico que verla chupar la pata de un centollo?. Había cometido un error al sentarse enfrente de ella, y no a su lado. Estaba demasiado lejos para tomarla por la nuca y devorarla la boca sin previo aviso. No, no fue un error, no tenía que dejarse arrastrar por su imaginación calenturienta. Ella solo estaba comiendo, como el resto de las personas de aquel lugar. Era él el que tenía en la mente las imágenes que lo atormentaban.

Después de pelear por quien pagaba, Chris la llevó a dar un paseo por la zona marítima. Soltando un suspiro, la tomó de la mano y la detuvo bajo la luz de una farola. No podía dejar de mirar sus ojos, su boca. Pero era demasiado pronto.

-           ¿Vas a besarme?.-

Chris no esperaba aquella pregunta, y mucho menos la traviesa sonrisa que lo acompañaba. Tenía que tener grabadas las intenciones en la cara, era un tonto, un tonto demasiado obvio. Así que decidió hacer lo que necesitaba.

-           Oh, sí. Voy a hacerlo.-

Y la besó. Al principio suave, con cuidado. Tocando con los dedos su mejilla. Se apartó unos centímetros, lo suficiente para comprobar que ella no se retiraba. Ella se quedó esperando a que siguiera, y él no se negó. Volvió a besarla, pero con las ansias que albergaba en su interior. Y ella no se quedó receptiva, no, ella se sumó al beso, tomando y exigiendo con la misma necesidad. Chris tuvo que detenerse, lo hacía o iba más allá, y estaban en plena calle, no podía ser. Pero no podía alejarse, tenía que seguir tocándola.

-           Quiero avisarte, Elsa. Tengo toda la intención de ir más allá. Voy a seducirte, voy a llevarte a mi cama, y nada podrá detenerme.-

-           Chirs, yo no soy como las chicas con las que sales normalmente. Y lo sabes.-

-           ¿Intentas asustarme?. -

-           No, pero quiero que lo pienses detenidamente antes de ir más allá. Yo no juego.-

-           Vale.-

Él se apartó un poco, comenzó a andar, pero antes de que Elsa lo siguiera, se giró de nuevo hacia ella y la tomó por la nuca, acercando de nuevo sus bocas.

-           Ya lo he pensado.-

Y la devoró, dejándole bien claro que nada podría detenerle, y que comprendía y aceptaba todo lo que estar con ella conllevaba.

Una nueva cazadoraWhere stories live. Discover now