come back home

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Hayami era la chica de la silla de ruedas. Su pelo estaba más largo y recogido en una perezosa coleta. Su piel estaba igual de blanca, ahora la decoraban maquillaje cálido, con tonos naranjas en sus mofletes y labios. Sus ojos, igual de grandes y transparentes azules, mantenían una miraba cansada y aburrida. Estaba igual de delgada, pero no podía determinar su altura por culpa de estar postrada en esa silla móvil.

Alguien ajeno a nosotros tres, se coló y fue a hablar al mostrador. Yo tragué saliva, me había olvidado completamente de la existencia de Hayami y eso me golpeó tan fuerte como un puñetazo en el estómago.

- ¿Qué te ha pasado?- articulé palabra como pude.

- ¿Eso es lo único que se te ocurre decir después de seis años?- bufó una risa.- Patético.

Con sus manos hizo rodar las ruedas y fácilmente se dio la vuelta, para salir de allí. Su acompañante, sin preguntar, la siguió. Yo me quedé algo pillado, ¿de verdad ella era Hayami? Lo averiguaría, corrí para alcanzarla en la calle, me posicioné delante para pararla. Ella suspiró.

- Adela, puedes irte a casa, ya vuelvo yo sola hoy, gracias.- la chica de pelo celestoso le sonrió a la enfermera, que sin rechistar, se marchaba encendiéndose un cigarrillo muy indiferente ante la situación.

- Hayami. Hayami Arai, ¿de verdad eres tú?- tragué otra vez saliva.

- ¿Quieres que te enseñe mi ID, Oliver?- sonaba sarcástica y algo molesta.

- Yo… Es que… No te he reconocido…- empezaba a no saber cómo empezar una conversación con ella.

- Ya bueno, yo también me hubiera sorprendido si hubieras aparecido sin poder andar con ambas de tus piernas.- sonaba dolida.

- Ah… No… No es por eso…- intentaba darle una vuelta a esta incómoda conversación.- ¡Ah! ¿Cómo están tus abuelos?

- Bastante bien. El abuelo murió, la abuela vive como puede y yo la cuido también como puedo, sin poder caminar. Ya ves.- levantó sus cejas. Hayami había cambiado totalmente.

- No puede ser… Lo siento mucho, yo…- rascaba mi nuca sin saber cómo tragar esa noticia.

- No lo intentes tanto Aiku, si te interesásemos de verdad, habrías llamado tan sólo una vez en todo este tiempo o al menos habrías contestado mis mensajes. No me hace falta tu actuación para sentirme mejor, es más, lo empeoras.- sonrió apenada.- Adiós, Oliver.

Volvió a rodar las ruedas y me pasó de largo. Un dudé en ese instante de salir corriendo hacia mi casa, pasé de las preguntas de mi madre y subí a mi habitación. Después de acabar la academia en Florida, mandé algunas cosas que no me harían falta, de vuelta a esta casa, por si mi madre las quería guardar o tirar. Debajo de la cama debería estar esa caja en donde estaría mi antiguo móvil. Aquel Samsung con la pantalla algo estallada, lo encontré por fin y lo puse a cargar.

Recuerdo que me cambié hasta el número y ese lo dejé ahí, esperando algún día poder sacarle las pocas fotos que tenía, pero nunca lo hice. Ese número es el que Hayami tenía. Cuando cargó algo, lo encendí, tardando en acordarme de la contraseña, entré en los mensajes. Muy abajo del todo… Ahí estaba. Dos mensajes no leídos de aquella chica.

Al parecer antes le dejé en visto varios mensajes de cuando todavía estaba en Florida, me preguntaba cómo estaba y me contaba algunas cosas que le habían sucedido, como si el chat fuese una especie de diario. Entonces se llevó un montón de tiempo sin escribir, el 5 de agosto de hace tres años, habló por última vez. Me acuerdo que fue cinco días después de mi debut con la Sub-20 en Tokio. “¿Puedes volver a casa?”, “Por favor, te necesito aquí”.  

Como si alguien hubiera espachurrado mi corazón con su puño, me empezó a faltar el aire.

COME BACK HOME (Oliver Aiku × OC) [Blue Lock]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora