Capítulo 7.

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—Toma. —Le entregó la chamarra—. Olvidé dártela anoche.

—Oh, gracias. —La tomó y se extrañó al sentir un olor—. ¿Es suavizante? No me digas que la lavaste... no tenías que hacerlo. —Se rio.

—Ah, sí, lo sé, pero creí que era lo correcto —titubeó—, pero ¿cómo supiste que era suavizante? —Lo miró asombrada—. No le puse mucho.

— ¿Buen olfato? —Encogió sus hombros sonriendo.

—Claro. —Se rio—. Iba a decirte que me quedé con ella, pero recordé que no tengo tu número, —Se puso nerviosa.

—Mi... ¡Claro! Ah, toma. —Le dio su celular—. Añade tu número.

—Listo.

El chico llamó a su número para que ella lo añadiera también.

—Genial, ahora ya podemos hablarnos... si quieres —dudó ella—, no es necesario...

—Sí quiero. —La miró sonriente—. De hecho, eso me gustaría mucho.

— ¡Oh! —Se sonrojó—. Igual a mí. —El timbre sonó—. Debo ir a buscar mi libro para mi clase, te veré luego.

Ambos caminaron de espaldas con torpeza y nerviosos.

Melissa esperaba a Injae a lado de su casillero.

—No entiendo por qué te gusta Liam Hale, él es tan... él. —Frunció el ceño—. Hay tantos chicos lindos por ahí.

— ¿Cómo quién? ¿Cómo Jackson? —La miró como si descubriese su plan.

— ¡Exacto! ¿Por qué no?

—No lo creo, Mel.

—Oh, vamos, ¿no piensas que es guapo?

—Ah... Sí, es atractivo.

—Ahí está, Jackson opina que eres linda y tú supones que es... atractivo. —Movía su cabeza para convencerse así misma—. Deberían salir.

—Agradezco tu interés, pero no saldré con Jackson. —Se rio levemente y cerró su casillero—. Ahora vayamos a clase.

—Bueno, quizás te gustan mayores. ¿Has visto a ese chico rubio con ojos azules de último año? —Caminó con ella tomada del brazo—. Es guapísimo. —Injae solo reía.

Los días pasaron y la luna llena se encontraba cada vez más cerca.

— ¿Qué estás haciendo, Hale? —Lo sorprendió por atrás Jackson—. No querrás entrar al equipo de futbol, ¿cierto? —Se burló—. Eres pésimo en soccer, ¿acaso crees que tienes oportunidad para el futbol? Te destrozarán. —Se rio a carcajadas.

—Oí que el entrenador busca un nuevo mariscal. —Le sonrió muy valiente.

—Ni en sueños podrías ser mariscal, además ese puesto va a ser mío. —Lo tomó por el cuello de la camisa—. Y si entras yo mismo te acabaré, ¿está claro?

—Muy claro —le susurró molesto Liam.

Ambos chicos se fueron molestos a sus salones.

—Hey —Injae saludó a Liam—, ¿estás bien? Te ves... molesto.

—Sí, no ha sido un buen día.

—Ya veo, ¿puedo ayudar en algo?

En los últimos días, Liam se había animado a hablar más con la castaña para pasar tiempo con ella, por lo que los dos se habían acercado cada vez más.

—Descuida, es solo que estoy nervioso por las pruebas para el equipo de futbol. —Suspiró.

— ¿Entrarás? No sabía que te gustase el futbol.

—Tomen asiento que la clase ya va a comenzar —ordenó el maestro que acaba de entrar—. ¡Ah! Señor Hale. —Se sorprendió—. Es la... tercera vez esta semana que llega puntual.

Liam se sonrió presumidamente y volteó a ver a Injae quien también se reía en voz baja.

Al terminar la clase de historia, Liam salió del salón con la chica y parecía nervioso.

—Estuve pensando. —Aclaró su garganta—. Y creí que quizá sería buen idea salir algún día... los dos —le dijo a la chica que lo veía fijamente.

— ¿Cómo en una cita? —Insinuó ella.

—Ah... —titubeó y ella frunció un poco el ceño—. Sí —afirmó decidido—, justo eso, una cita. —Sonrió.

—Ok. —Sonrió—. ¿A los bolos? Hay un nuevo lugar —sugirió—, podríamos ir hoy en la tarde...

— ¡Es una cita! —Alzó la voz con emoción—. Lo siento. —Se apenó y ambos se rieron.

A la hora del almuerzo, Liam se había ido a reunir con Jace en las gradas del campo de la preparatoria.

— ¿Tienes una cita con la castaña? —Parecía confundido—. ¿Y tú la invitaste?

—Sí y sí.

—Me sorprendes, supuse que te quedarías viendo por 9 años como lo hiciste con Lydia —bromeó.

—Cierra la boca. —Desvió la mirada y frunció el ceño—. Y no fue por 9 años.

—Claro que sí, te empezó a gustar desde aquella vez en el columpio. Tú te caíste y te raspaste, luego ella apareció y te puso una bandita en el brazo, ¿lo recuerdas?

— ¿Cómo sabes eso? —Se quedó atónito—. Eso pasó cuando tenía siete años.

—Lo sé porque estuve ahí, ¿recuerdas al chico de la bici roja con...?

—Calcomanías de espadas. —Se sentó a lado de él—. Desde los diez años eras irritante —bromeó.

—Hey ¿De dónde salió eso? —Le dio golpe en el hombro—. Ha de ser la luna llena, provoca ciertos cambios y no solo físicos... puede afectar un poco la personalidad antes o durante ella.

— ¿Así que por eso he actuado más...?

— ¿Valiente? ¿Atrevido? Es probable.

— ¿Y eso es bueno? —Se preocupó.

—Liam, la luna llena no cambia los sentidos, ni las emociones, ni tampoco la personalidad —explicó seriamente—, solo incrementa, eso quiere decir, que quizá no eras tan cobarde como pensé, muy en el fondo tienes valor.

El pelinegro se quedó callado reflexionando en el comentario del rubio y cuando acabó el almuerzo ambos fueron a sus clases y después de unas horas, a sus casas.

Finalmente, llegó la hora de la cita del chico, sin embargo, en el lugar se encontraron por sorpresa a Melissa y a Jackson, con los que tuvieron que pasar el rato también hasta que acabó su cita.

—La próxima vez, me aseguraré de que Melissa si esté enferma —le susurró Injae a Liam en forma de broma.

—Descuida... espera, ¿dijiste próxima vez? —Balbuceó un poco.

—Adiós... —dijo sonriente la castaña—. Liam Hale. —Le dio un beso en la mejilla.

La chica caminó hacia sus amigos, cuando ella y Liam voltearon a verse, sonrieron.

Creciendo entre demoniosWhere stories live. Discover now