Capítulo 24.

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Los días siguieron pasando y abril estaba por terminar, debido al arduo entrenamiento de la manada, el día de luna llena podría ser más complicada, pues el desgaste físico podría ponerlos más agresivos y peligrosos, por lo que, desde la mañana de ese día, todos se encerraron y encadenaron en las jaulas que John mantenía en el refugio.

Mientras esos días corrieron, la relación de Injae con Rebecca ya no era tan mala, aunque tampoco era la mejor, pues entre ellas las cosas dejaron de estar bien hace mucho.

Ambas chicas estaban en el cuarto de Injae.

—Toma —expresó Injae extendiendo su mano—, las necesitarás, son balas de plata esmaltada. —Parecía seguir molesta, pues no mostraba interés al hablarle.

—Gracias... —respondió cabizbaja Rebecca—. Aún me odias, ¿cierto?

—No te odio, Rebecca. —Frunció el ceño—. Nunca te he odiado... solo estaba enojada y aún lo estoy. —La vio seria—. Pero no contigo, más bien conmigo.

—No entiendo. ¿Por qué contigo? No hiciste nada.

—Estaba enojada porque le dijiste a Alistair, pero no tenías idea de que planeaba él, pero cuando atacaron para rescatar al alacrán, yo estaba ahí... Jace no pudo ayudarlos por salvarme a mí y a Liam, pero más a mí —expresó frustrada.

—No fue tu intención...

—Pero quería que se enojaran contigo cuando en realidad nadie lo hizo conmigo. —Frunció los labios, cabizbaja—. Solo Jace y ni siquiera él se molestó contigo, de hecho, él te llevó.

—Lo siento. —Se sentó a lado de ella en la cama—. Tenías razón, me metí con Alistair solo por saber que era un vampiro —confesó avergonzada—, quería fastidiarte, pero en su lugar, otros salieron heridos y en verdad lamento eso.

—Bien. —Volteó a verla—. Supongo que ambas causamos problemas...

—Ahora hay que arreglarlos... juntas —titubeó al decir eso último.

—Creo que ya no quiero dispararte una flecha —bromeó—, al menos ya no por eso.

Al día siguiente de la luna llena, los cuatro jóvenes estaban en la escuela, sentados en una de las bancas durante el almuerzo.

— ¿Incluso tú te transformaste? —Cuestionó sorprendida Rebecca—. Creí que no lo hacías.

—Estaba cansado como para esforzarme en evitarlo. Había olvidado como era romperse los huesos —expresó mientras se tallaba el cuello.

— ¿Qué hay de John?, ¿también se transformó? —Preguntó preocupada Injae.

—Sí, pero descuida —replicó Liam—, tenía todo preparado. —Se rio.

—Hablando de preparación —intervino Jace—, John cree que lo mejor es atacar la próxima luna llena.

—Pero se transformarían...

—Antes de ayer, John sugirió que tratáramos de controlar el impulso salvaje —comentó Liam—, algunos lo lograron, otros no tanto, pero si lo hacemos sería una ventaja en contra de los mestizos de Malik.

—Los dementors no cuentan, ellos ya no cambian, pero los mestizos sí —alegó Jace—, así que estarían desconcentrados por tratar de mantener su forma humana o caer en los impulsos de licántropo.

—Suena algo arriesgado —expresó la rubia insegura.

—Es la única manera —mencionó el pelinegro.

Creciendo entre demoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora