Capítulo 28.

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Melissa e Injae caminaban por los pasillos hacia su clase, al igual que el resto de alumnos.

—Me alegra que Jackson la esté pasando bien —comentó aliviada—, o al menos eso dice su carta.

— ¿Y qué hay de las terapias? ¿Volverá a Richmond pronto?

—No estoy segura, mi madre habló con sus padres, dijeron que las terapias tomarían más tiempo del creído, además de que necesitaba estabilizarse en el entorno.

— ¿Estás bien? —Preguntó la castaña confundida—. No luces muy alegre que digamos.

—Quizás si hubiera dicho algo antes... él hubiese recibido ayuda pronto y... —expresó con culpa—, hemos sido amigos desde niños, no me gusta verlo mal.

—Es comprensible, sobre todo si tus sentimientos hacia él eran más que los de una simple amiga. —La miró empática y con ternura.

— ¿Era muy obvia? Creí que con los años había aprendido a disimularlos o... superarlos. —Suspiró decepcionada—. Me gustó desde que lo conocí, pero él siempre me vio como una amiga, incluso su mejor amiga.

—Y decidiste rendirte y ser solo eso, ¿cierto?

—Era mejor que perder su amistad y cariño. —Se encogió de hombros—. Además, creo que no era su tipo —bromeó.

—Oh vamos. —Le dio un suave codazo—. Estoy segura de que Melissa Thompson es el tipo de todos. —Ambas se rieron—. Y sobre Jackson... ya no importa nada, él está yendo a terapia para su manejo de ira y...

—Y pronto será una mejor persona —expresó esperanzada la pelirroja.

—Exacto. —Apretó sus labios sonriendo.

— ¿Y qué hay de ti? —La miró preocupada—. ¿Tú está bien?

— ¿A qué te refieres?

—Sé qué han pasado meses desde... ya sabes —expresó dudosa—, luces cansada, ¿aún sigues sin dormir?

—Pensé que esta vez había cubierto mejor las ojeras —replicó cabizbaja.

—Injae...

—Lo sé, sé lo que dirás. —Frunció sus labios—. Todos los que conozco lo han dicho, estoy bien, en serio. —Trataba más que nada de convencerse a sí misma.

—Ok. —Cortó la conversación para no incomodar a Injae—. Ah... ¿Te di a ti mis notas de química? Es que no recuerdo donde las puse.

—Sí, las dejaste ayer en mi casa.

Liam no asistió a la escuela, porque de vez en cuando faltaba a clases, al igual que Jace para estar en el refugio, entrenando y mejorando su autocontrol en las lunas llenas.

—John —interrumpió Liam—, ¿sabes cuándo volverá Mason?

El primo de Jace, se había ido ayer con unos lobos para indagar sobre el nuevo paradero de Arkain y descubrir más sobre la activación de la maldición de Liam.

—Teniendo en cuenta que es una tarea difícil —explicó el alfa—, es probable que se tome su tiempo.

—Mason en verdad cree que haya forma de revertir la maldición de Liam, ¿no es cierto? —Expresó relajado Jace.

John le lanzó al rubio una mirada de regaño y volteó preocupado hacia Liam, que no sabía nada al respecto.

— ¿La maldición es reversible? —Cuestionó enseguida el pelinegro.

— ¡Carajo! No sabías... —murmuró Jace molesto para sí.

— ¿Y bien? ¿Por qué nadie dice nada? —Reclamó indignado.

Creciendo entre demoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora