𝙆𝙞𝙡𝙡𝙚𝙧𝙨

In Love

--Entonces Hyunjinnie ¿Invitarás a tus compañeritos a tu cumpleaños? --Hana trató de convencer a su hijo, suspirando al ver que este negaba con la cabeza. --¿Y a quién a tu cumpleaños sino?

--Yo quiero que Felixie venga --El niño de nueve años lloriqueó, mirando a su madre. --Pero los padres de Lixie nunca lo dejan divertirse así que no lo dejaran venir.

La señora Hwang suspiró, a veces su hijo exageraba demasiado y era un dramático de primer grado.

--A ver pequeño, te haré un trato de mamá. --Limpió las lágrimas de su hijo, sonriendo. --Yo convenceré a los padres de Lixie de que lo dejen venir mañana si tú invitas a tus compañeros ¿Trato hecho?

--¿De verdad los convencerás?

--Trato de mamá, ahora vé a terminar tu tarea.

Hyunjin solo asintió antes de subir corriendo las escaleras, no le importaba tener que invitar a sus insoportables compañeritos, mientras su mejor amigo estuviera ahí sería el mejor cumpleaños de su vida.

Hana suspiró al ver a su hijo y agarró su celular, no le sería muy difícil convencer a Seulgi de que dejara a Felix asistir, se llevaban bien por lo que esperaba que la mujer aceptara.

Hyunjin llegó a su casa con todos sus compañeritos detrás haciéndole preguntas tontas que empezaban a molestarle, solo quería llegar y ver a su mejor amigo.

Sin embargo al abrir la puerta de su hogar la desilusión inundó su pequeño cuerpo al no ver por ningún lado a su Lixie, caminó directo hacia su madre para preguntarle sobre el pecosito.

--Mamá ¿Y Felix? --Preguntó una vez llegó a su lado, poniendo nerviosa a su progenitora.

--Bueno... Lixie no pudo venir, pequeño. --murmuró suave, acariciando los negros cabellos de su hijo. --sus padres no lo dejaron bebé.

--Pero tú me prometiste que... --Los ojitos de Hyunjin se llenaron de lágrimas y solo corrió hacia su habitación, ya no quería celebrar su cumpleaños número diez ni ver ese delicioso pastel de chocolate.

Estuvo horas encerrado en su habitación, ignorando a su madre, su padre y sus tías que trataban de convencerlo de salir con regalos. No fue hasta cuatro horas después que algo al fin logró convencerlo, algo que inició con unos pequeños toques en la puerta.

--¡Ya dije que no quiero salir! Sin Lixie nada. 

--Pero yo soy Lixie. --La vocesita suave de su amigo se escuchó del otro lado de la puerta haciendo que se levantara de la cama con rapidez, corriendo hacia la puerta para abrirla.

Se encontró con los azules ojitos de su amigo y su usual seriedad pero estaba allí, en frente suyo por lo que no dudó en abrazarlo. 

--¿Por qué viniste tan tarde? Pensé que ya no vendrías.