Estás a salvo

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El sol brillaba en el apartamento de Poché temprano a la mañana siguiente, sus rayos acariciaron suavemente a la pelinegra mientras dormía. Sin embargo, se despertó sobresaltada; pesadillas... todavía la acosaban algunas noches. La mayoría de las veces, se trataban de Krypton: sus edificios derrumbándose; la gente de Argo City corriendo y gritando cuando el suelo se rompía y explotaba debajo de sus pies; las miradas en los rostros de sus padres cuando entró en esa cápsula, sabiendo que nunca volverían a ver a su hija. Y desde que se convirtió en Supergirl, las pesadillas comenzaron a incluir a los extraterrestres y a las personas con las que luchó. Poché se frotó los dedos contra la frente. Ella ha soñado con Cadmus más veces de las que puede contar en los últimos meses. La organización la había torturado, la había utilizado como una rata de laboratorio hasta que ya no la necesitaban. Poché todavía tenía las marcas de agujas en sus brazos de cuando le tomaron la sangre. Los había estado escondiendo con camisas de manga larga para no asustar a Calle.

Calle.

Poché se sentó en su cama, poniéndose las gafas. ¿Calle se fue a casa anoche? No recordaba haber dicho adiós. Oyó un estruendo en la cocina seguido de un grito. Sin dudarlo, se quitó las mantas y corrió hacia la cocina, lista para pelear contra quien irrumpiera en su casa.

En cambio, encontró a Calle parada sobre un vidrio roto, el olor a tocino y panqueques emanando de la estufa.

-¡Calle!

La chica de cabello castaño levantó la vista, sus ojos marrones muy abiertos por la sorpresa -Poché. Lo siento mucho, no quise despertarte.

Se inclinó y comenzó a limpiar el desorden.

-Está bien. A ver, déjame ayudarte.

Poché se unió a Calle en el suelo, recogiendo los pedazos de vidrio y colocándolos en la basura. Una vez que recogieron el último fragmento, ambas mujeres volvieron a ponerse de pie, casi golpeándose la cabeza al subir. Poché trató de ocultar su sonrisa cuando ambas se disculparon, pero ambas terminaron riéndose.

-Sigues aquí... pensé que te habías ido. Que tendrías una reunión o algo

-Hice que Katy pasará todo para mástarde. Me iba a ir, pero te dormiste justo después de que Bella y la Bestia terminara. Entonces te lleve a tu cama y yo dormí en el sofá. Y ahora estoy preparando el desayuno como agradecimiento por ayer y por cada noche y día que has sido mi amiga -Calle miró hacia abajo, su rostro se volvió de un rosa brillante.

Poché sonrió mientras jugueteaba con sus lentes -No tenías que hacer eso.

-Pero lo hice, Poché -Calle dio un paso más cerca -No has sido más que amable conmigo desde el día en que nos conocimos. Creíste en mí cuando nadie más lo hizo y me ayudaste en más de un sentido. Yo... -Calle hizo una pausa y se mordió el labio -Estoy muy agradecida de tenerte como amiga.

Poché sonrió ampliamente -Lo mismo digo. Ven aca -ella abrazó a Calle. Poché podía sentir su corazón golpearse con fuerza contra su esternón, casi temiendo que se rompiera con los latidos. Qué ironía sería ser derrotada por su propio corazón cuando se enfrentó a algunas de las criaturas más mortales que la Tierra haya visto -La comida huele fenomenal. No sabía que podías cocinar.

Calle se echó a reír mientras enfocaba su atención en la comida -Cuando era pequeña, iba mucho en la cocina. Sobre todo para evitar a mi madre. Nuestra chef, Rosalind, tuvo la amabilidad de dejarme ayudar a preparar las comidas. Ella me enseñó todo lo que sé. Pasé muchos días ahí antes de que mamá se enterara y me prohibiera entrar a la cocina. Rosalind fue despedida un poco después de eso y contrató un nuevo chef, que era todo lo contrario a Rosalind: frío, sin sentimientos, grosero -puso un par de panqueques y unas rebanadas de tocino en un plato y se lo entregó a Poché -Puede que este un poco fuera de práctica, pero espero que te guste.

𝙘𝙧𝙤𝙨𝙨𝙞𝙣𝙜 𝙩𝙝𝙚 𝙩𝙞𝙢𝙚𝙨 [𝘾𝙖𝙘𝙝𝙚]Where stories live. Discover now