Capítulo 7.

58 6 14
                                    

''Algunas personas son artistas, pero algunas, son arte'' Unknown


21 de Diciembre, 2021.
7:49 a.m

Arte, eso era.

Un horizonte nublado, el sol saliendo de entre las nubes, bendiciendo las vistas de los que le miraban asomarse. Aquellos colores cálidos reflejándose en los cristales de las torres corporativas; arte.

Con su café en mano, Amira caminaba a su trabajo. Decidió caminar al edificio y así se empapaba de Los Ángeles, así ningún detalle pasaba por alto. Le gustaba apreciar los detalles más pequeños, analizar a las personas sumergidas en sus mundos que transitaban por la calle. Ella era un ser muy curioso y observador, y todo el que la conocía lo sabía. Su forma de hablar, lo que decía, cómo miraba a las personas, todo lo que sabía... no habían sido regalos del cielo, sino años de estudios y observación por su parte. Distraída con sus alrededores, no se percató de que ya había llegado a su destino. Y mucho menos, de que alguien caminaba a su lado. 

—Buenos días señorita Gilmore.

—Buenos días—cuando volteó a verle, se sorprendió—¿Michael? ¿Por qué caminas si tienes auto?

—Lo mismo te pregunto a ti. 

—Me gusta observar, y además, en Londres no puedo hacer ésto muy seguido. —Siguieron caminando a la par, entrando al edificio bañado en plata.

—Ya me imagino.

—Pero, ¿por qué caminas? Debes estar harto de lo mismo. 

—Estaba harto de lo mismo, por eso decidí cambiar un poco las cosas y caminar al trabajo. —Respondió sonriente mientras presionaba el botón del ascensor. 

—¿Y ese sol no te hace daño?—Preguntó Amira mientras las puertas se abrían y entraban en la caja metálica. Él asintió. —¿Y entonces?

—No me expuse mucho a él, solo unos minutos. Además, el sol de estas horas no es tan fuerte para hacerme mucho daño.

—Pero aún así, comprometes tu salud. Por lo menos pudiste traer un paraguas para cubrirte, o una gorra. ¡O venir antes de que saliera el sol!—Exclamó con el ceño fruncido, mirándole.

—No es nada. No es la primera vez que lo hago. —Dice él posando una mano sobre el hombro femenino, tratando de calmarla. Ella suspira manteniendo la calma. Por dos cosas, la primera siendo su tacto, y la segunda el hecho de que él comprometía su salud y poco le importaba. 

—Buenos días. —Saluda alguien que entra en el elevador, pero ellos solo asienten cordialmente y esperan impacientes a llegar a su piso, mirando la pantalla cambiar de número.

Las puertas se abrieron nuevamente, esta vez en el piso que aquel extraño había solicitado. Las puertas se cierran y él habla nuevamente.

—Mírate, siendo una buena amiga desde ya. Te preocupas por mi salud. —Bromeó.

—Debes dejar la negligencia a un lado. Estamos hablando de tu salud aquí. Que no se te olvide que nadie va a cuidar mejor de ti que tú mismo. Debes dejar los caprichos a un lado, ¡no seas bobo!—Espetó molesta.

—No entiendo tu molestia, Amira. —Dijo desconcertado.

—Es que... ¡Tienes una condición que no tiene cura, y no te cuidas!

—Sí me cuido. No has estado el suficiente tiempo aquí para saber si lo hago o no. No vives conmigo para saberlo. Además, no voy a permitir que una estúpida condición médica frene mi vida de ninguna manera. ¡Soy una persona normal que puede salir a caminar sin un estúpido paraguas en manos! No puedo permitir que un diagnóstico me arruine la vida.

All of Me © [MJ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora