Capítulo 12.

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Una semana después
14:21
Encino

—Cariño, me pasas la pimienta, ¿por favor?

—Por supuesto. Toma.

—Debbie, ¿como ha ido el viaje?—Pregunta Katherine, entusiasmada por tener a su nuera en casa finalmente.

—Genial. El vuelo fue muy tranquilo y anoche pude dormir algo a pesar de lo ansiosa que estaba por venir y al fin tener a Michael conmigo. Lo extrañaba demasiado. —Dice y complementa aquello dándole un beso meloso en la mejilla derecha al susodicho. Éste evita hacer una mueca y ríe para disfrazar las ganas que tenía de quitar el pintalabios que ella le había dejado en la mejilla.

Todos rieron conformes, Debbie le sonreía mientras Michael intentaba hacerlo sin parecer fingida.

—Es maravilloso que ya se vayan a casar. Estamos a ley de dos semanas. ¿Como va eso?

—Estoy más ocupada que nunca. Ya pedí las vacaciones en el trabajo para poder dedicar de lleno todo mi tiempo a los preparativos. Esto es algo que consume mucho tiempo.

—Imagino que sí. Y ahora con tantas cosas que se han inventado, todo ha de ser 10 veces más complicado que cuando Joseph y yo nos casamos.

—Lo es. La suerte que tienen los hombres de no tener que involucrarse en todo ese embrollo. No sabes de la que te salvas, amor. —Todos rieron, menos Michael, que se encontraba calculando como decirle que quería posponer la boda dos meses más.

Me va a degollar. A este paso creo que todos en la casa lo harán.

Empezaba a arrepentirse del espectáculo que montó al enamorar a esa mujer. Se sentía como terrible persona por hacerle aquello a cambio de unos bebés. Como si ella fuera una fábrica portátil que cuando su tiempo útil expirara podría deshecharla como si nada.

No sé en qué estaba pensando. Me meteré en un grave lío.

—Debbie... ¿Podemos hablar, en privado?—Preguntó una vez ella se puso de pie. La comida había terminado y todos iban a tomar café en la terraza. Se acercó nervioso y ella lo notó.

—¿Qué pasa?—Estaba preocupada, posó una mano en su mejilla y él cerró los ojos. Estaba peleando el impulso de quitarla. No era Debbie, era él. Ella era una mujer excelente, un ser humano remarcable. Pero todo lo que hacía empezaba a molestarlo porque simplemente no era su tipo.

—Vamos, por favor. —Casi le imploró en un susurro. Ella asintió y se excusó con los padres de Michael. Él se adelantó y caminó rápido hasta llegar a una de las habitaciones vacías.

La rubia había llegado al país esa misma tarde después de semanas de trabajo en el exterior. Michael la había pasado a recoger al aeropuerto y fueron directamente a comer a casa de sus padres. Todos estaban extasiados con el regreso de Debbie. Sus hermanos habían estado pasando individualmente por la casa a saludarla y luego se iban. Se notaba el aprecio que le tenían.

—¿Qué pasó, Michael? Me empiezas a preocupar. ¿Es-estás sudando? —Se acercó a él tras cerrar la puerta a sus espaldas y examinó su rostro, que empezaba a mostrarse pálido y su frente se notaba un poco húmeda. Él negó lo obvio y tomó una respiración profunda antes de soltar todo y que el infierno se desatara allí mismo.

All of Me © [MJ]Where stories live. Discover now