Genes White

29K 4.3K 5.4K
                                    



[Capítulo 27]

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

[Capítulo 27]


{Abby}

Uno, dos, tres, cuatro...

Dejaba de escuchar luego del cuarto número, solo sentía una presión en el pecho y tras eso unos labios desconocidos en mi boca.

Uno, dos, tres, cuatro...

Quise llorar porque conocía esa voz y necesitaba seguirla escuchando, pero no podía, por más que lo intentaba no lo lograba, únicamente volvía a sentir la presión en el pecho y de pronto unas ganas de vomitar incontenibles.

—Eso es, cariño, vamos. No te rindas —pidió de nuevo esa voz familiar.

El conteo volvió a iniciar, aunque esa vez logré escuchar hasta el diez, la presión en mi pecho eran unas manos y tras eso me cubrieron la nariz y luego la boca con esos labios suaves y desesperados. Las ganas de vomitar se hicieron más fuertes y de pronto las de toser también.

Me erguí como si me hubiesen levantado de una larga siesta con una baldada de agua fría y comencé a toser con una fuerza maldita que me asustó, ya que creí que los ojos se me saldrían y los intestinos se me escaparían por la boca.

—¡Sí, cariño! Vamos, sácalo todo —Era Michael y lo busqué a tientas, puesto que, aunque tuviera los ojos abiertos no lo veía.

Solo a la oscuridad total que me sucumbía sin piedad mientras vomitaba como si me hubiese tragado todo el Río Bravo, sintiendo una mano de Michael en mi espalda y la otra tomando la mía cuando se percató de que lo buscaba. Todo mi cuerpo estaba empapado con agua salada, la nariz y mi garganta ardían como si me hubiesen obligado a respirar aire con fuego y no podía parar de vomitar y atragantarme por más que lo intentaba.

—¿¡Micky!? —lo llamé a duras penas.

Necesitaba parar de vomitar y no podía. Tenía que asegurarme que era él, que estaba bien.

—Estoy aquí, cariño —me dijo entre riendo y aliviado— ¡Joder, Abby! Que susto me has dado —añadió y cuanto paré de vomitar me llevó hasta su pecho y me abrazó sin importarle el desastre en el que me había convertido en cuestión de minutos.

Él también estaba empapado y frío, mi respiración era una locura total y sentía que no podía mover ni un dedo, pero aun así me aparté como pude y alcé la cabeza para verlo, Michael me apartó el cabello húmedo de la frente y cuando lo vi con un poco más de claridad me asusté.

Del lado derecho de su cabeza salía demasiada sangre, su camisa estaba manchada de rojo. Su ceja iba partida al igual que su labio y de una fosa nasal también le corría sangre.

—¡Oh mi Dios! —exclamé y en mi aturdimiento logré ponerme de rodillas sin que me importara el mareo que me atacó.

Estábamos en una especie de muelle y sentí la madera bajo mis rodillas junto a las piedrecillas que se enterraron en mi piel sin piedad.

Abigail (Orgullo Blanco 5) +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora