Abigail (Orgullo Blanco 5) +21

No sucumbas

[Capítulo 46]

Abby

Ni siquiera sentí que iba hacia el suelo, me di cuenta hasta que Andrea con agilidad me cogió y me sentó en su regazo.

—No, mi amor, no me hagas esto. No sucumbas —pidió hablándome en francés y tomó mi barbilla con fuerza para que lo mirara a los ojos.

A nuestro alrededor los demás intentaban retomar la comunicación con la gente que se encontraba en el campo de guerra y yo seguía sin procesar lo que acababa de suceder. Una explosión como dijo Connor, una detonación que nos cortó toda señal hasta dejarnos en ascuas, algo que como primeriza en ese centro de control no podía soportar.

Pensé en mis padres, en mi hermano y su esposa, en Michael, en mis tíos. A mi mente también llegó Asia y Daemon, en cómo reaccionarían y sufrirían si a nuestros seres amados les había sucedido algo grave. Todo se me juntó en un instante y colapsé sin poder más.

Temer el perder a una persona que amabas con la vida, era la sensación más cruel y horrible que existía, lo viví en carne propia cuando pasó el atentado de Essie, luego con Daemon y una vez más con mi madre. Pero el terror que se apoderó de mí al pensar que esa vez no era solo uno sino un grupo completo, me hizo querer arrancarme la piel en carne viva, vomitar el alma y sacarme el corazón con mis propias manos para que me dejara de doler.

—Mis padres —susurré hacia Andrea sintiendo que la garganta me dolía—, mi hermano —seguí hablando en francés—. Michael —terminé con voz lastimera.

Pero a mi mente también llegaron Sadashi, tío Dylan, Caleb... ¡Mierda! Eso era más de lo que podía soportar.

—Están bien, amor, mírame —exigió Andrea y juro que trataba de hacerlo, pero las lágrimas me lo impedían. Así que negué con la cabeza tratando de que me entendiera.

—¡Francos, necesito las malditas imágenes, joder! ¡Desplieguen más drones! —escuché a lo lejos a Evan.

Habían mantenido el control, pero en ese instante se escuchaban desesperados.

—Estamos llegando a la zona de explosión, pero necesitaremos apoyo, repito, necesitamos más maldito apoyo —dijo Maokko a través de un intercomunicador que tenían en voz alta.

Ella y su grupo se habían mantenido lejos para cuidar si llegaba más gente de Lupin, pero no contábamos con que el maldito daría el golpe de gracia justo en nuestras narices.

—Tengo a los francos —dijo Evan de pronto.

—¡No! Mírame —exigió Andrea de nuevo cuando intenté girarme para ver las pantallas y esa petición por su parte me llevó al borde del colapso.

¿Qué estaba pasando en realidad?

—Mierda —murmuró Connor por lo bajo sin poder evitarlo y apreté los ojos con fuerza, deseaba desconectarme en ese momento para poder dar un respiro siquiera que me ayudara a que mis pulmones dejaran de arder porque sentía como si hubiese estado respirando fuego.