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Dejé a un lado el arma que estaba limpiando cuando Carl se sentó a mi lado con su hermanita.

— Mírate, — hablé.— eres la cosita más hermosa que he visto. — arrugué mi nariz, haciendo una mueca que la hizo reír.

— Le caes bien.— Carl rió junto con Judith. — ¿Te gustaría sostenerla?

— Yo...— dudé, pero miré a la pequeña.— Está bien. — la tomé en mis brazos. — Hola, linda. — le hice cariño en su mentón y la acomodé en mis piernas. Judith se acercó a mi pecho y comenzó a jalar mi camiseta con sus manitos. — Carl.— lo llamé. — Carl, creo que tiene hambre. — el chico me observó con extrañeza, la luz de la fogata alumbraba su rostro.

— ¿Estás segura?

— Demasiado segura. — se alejó para buscar algo en su mochila y volvió con fórmula en polvo y agua, además de un biberón, combinó todo y comenzó agitar la pequeña botella.

— No se mezcla. — movía sus brazos con dificultad. — Maldición, Amelie. ¡Se hicieron grumos! — me miró con desesperación.

— No puede ser. — me levanté del tronco y empecé a mecer a Judith cuando comenzó a llorar. No tenía nada en contra de los niños, pero si seguía llorando, los caminantes vendrían. — Intenta revolver con más fuerza. — aconsejé.

— ¡Lo hago, lo hago!

— A ver, niño. — Daryl vino desde el otro lado del campamento.— Dame la botella. — Carl obedeció y se sentó, mientras el hombre agitaba la mamadera con una mano y lograba diluir los grumos.

— Gracias a Dios. — Daryl se acercó a nosotras y con delicadeza, tomó la cabeza de la niña y posó el biberón en su pequeña boquita, por lo que Judith dejó de llorar, aun en mis brazos. Miré al hombre. — Creí que estabas durmiendo.

— No pude hacerlo. — no despegó su vista de la pequeña.

Giré mi cabeza para ver a Carl, que estaba sentado, con su cabeza apoyada en sus rodillas.

— Deberías ir a dormir. — se notaba cansado, por donde lo viera.

— No es nada, Amelie. — levantó su cabeza. — Estoy bien.

— Escúchala, tiene razón. — Daryl se interpuso y soltó el biberón en mi mano, para ir a sentarse con Carl. — Hemos caminado durante dos días, sin parar. — lo vi apoyar una mano en su hombro. — Te ves cansado. Yo las cuidaré. — el niño me lanzó una mirada, casi preguntándome si estaba de acuerdo con la decisión, por lo que asentí.

Se puso de pie y caminó hasta una de las camas improvisadas que habíamos armado.

— Estaremos bien. — fue lo último que le dije antes de que pasara por mi lado.

Volví a sentarme en el tronco y miré el cielo. Debían ser como las ocho o nueve de la noche.

— Judith ya debería estar durmiendo.— la bebé seguía tomando de su biberón con los ojos bien abiertos.

— Dormirá cuando se termine la leche. — se sentó al otro lado del tronco. — Siempre lo hace. — dejó su ballesta en el suelo.

Mis ojos se enfocaron en el fuego de la fogata, que era lo único que nos mantenía iluminados en medio de los árboles.

Me alarmé cuando vi a Daryl ponerse en pie y apuntar a unos arbustos con su arma. También me levanté y acomodé a Judith más a mí, en un intento de protegerla. Daryl estiró su mano y capté la señal. No hacer ruido ni moverme.

𝐋𝐎𝐘𝐀𝐋𝐓𝐘 || 𝙳𝚊𝚛𝚢𝚕 𝙳. /𝙽𝚎𝚐𝚊𝚗 𝚂.Where stories live. Discover now