𝐋𝐎𝐘𝐀𝐋𝐓𝐘 || 𝙳𝚊𝚛𝚢𝚕 𝙳. /𝙽𝚎𝚐𝚊𝚗 𝚂.

•23.•

Estiré mi cuerpo, tratando de alargar mis horas de sueño.

— ¿Los despertamos?

Me removí en mi lugar al escuchar voces, pero me acomodé más en mi almohada.

— Se ven...cómodos. — habló otra voz.

Lentamente, abrí mis ojos e intenté acostumbrarme a la luz.

— Buenos días.— miré a Carl y asentí.

Parpadeé unas veces más, adaptando mi cuerpo al día.

— Buen día, niño. — respondí, mostrándole una sonrisa adormilada.

Hasta que caí en cuenta de algo.

¿Qué hacía Carl en mi cuarto?

Me separé rápidamente del colchón y me apoyé en una mano para mirarlo, pero fui a dar al piso de bruces, porque resulta que no estaba en mi cama y mucho menos en mi habitación.

— Mierda.— escuché un quejido bajo mi cuerpo.

— Dios, lo siento.— me disculpé al ver que había caído sobre Daryl y él no terminaba de entender el porqué estaba durmiendo en el suelo, y yo tampoco. — ¿Qué haces ahí tirado?

— ¿Qué haces sobre mi espalda? — devolvió la pregunta y me quité.

— ¿Qué hacen durmiendo en la sala? — Michonne nos mostró una sonrisa.

— ¿Me crees si te digo que no tengo idea? — me senté en el suelo.— Dios, siento que mi cabeza va a explotar.

— Es normal,— Rick se cruzó de brazos.— sobre todo si llegan a las tres de la mañana.— nos regañó.

— No llegamos a esa hora.— Daryl también se sentó y cerró los ojos, tocando su frente.

— Oh, sí lo hicieron.— añadió Carl.

— Claro que no.— negué y el niño elevó sus cejas, asintiendo. — ¿En serio?

— A todo esto, ¿dónde se metieron ayer? — Rick elevó sus cejas.— Deanna estuvo preguntando por ambos.

— No me sentía bien y salí a tomar aire.— me expliqué. — No es gran cosa.— Daryl se rió de manera burlesca, dado que sabía porqué me había ido de la fiesta.

— Claro.— lo miré mal.

— Sí, a tomar aire...— Carl me habló con una sonrisa e hizo un movimiento de sus cejas, por lo que alcé las mías.— Con Daryl, ¿por eso volvieron tarde, Amelie?— ahora fue mi turno de reír al ver la cara del ballestero, al que, puedo jurar, no le agradó el comentario.

— No es lo que creen.— aclaré dejando de reír.

Rick y Michonne, por otro lado, tuvieron que agachar la cabeza para que no viéramos sus sonrisas.

— Carl, esas cosas no se dicen.— Michonne lo tomó por el hombro mientras aún reía.

— Oh, por favor. — me quejé.

— ¿Pueden cerrar la boca? — Daryl cerró los ojos.— Me duele la cabeza.

Asentí de acuerdo, a mí también me dolía demasiado.

— ¿Dónde estuvieron? En serio.— Rick se apoyó en el respaldo del sofá. — Estábamos preocupados.

— Cenamos en casa de Aaron y Eric.— respondí y me puse en pie.