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Ladeé mi cabeza para ver la luz del sol apareciendo por la ventana de mi habitación, me volví para mirar a mi derecha, a la persona dormida en la silla al costado de la cama.

Sonreí un poco al notar el cabello alborotado de Carl y su respiración tranquila, su mano alrededor de la mía mientras seguía dormido. Estiré mi otra mano para acariciar su rostro, en un delicado toque, lo que lo hizo despertar.

— Amy. — se enderezó en su posición.— Amelie.— repitió, esta vez arreglando su cabello.

— Hola, niño.— sonreí apenas. 

No demoró mucho en ponerse de pie y acercarse para abrazarme, con fuerza y cuidado. Intenté reírme ante su entusiasmo, pero me detuve al sentir el ardor en mi abdomen.

— Dios, Amelie.— murmuró y sentí que su voz se rompía, provocando que mi corazón se apretara.

— No llores, Carl. — coloqué una mano en su espalda, acercándolo a mí y dejando pequeñas caricias. 

Ayer...ayer casi mueres.— dijo contra mi oído. — No supe qué hacer cuando te desmayaste, yo...yo tuve miedo.— se separó de mí y pude ver las pequeñas lágrimas que caían por sus mejillas. 

— ¿Miedo de qué, cariño? — mis manos se posicionaron en su rostro y limpié sus lágrimas con mis pulgares. 

Sus ojos brillaron y los cerró con fuerza.

— De perderte.— confesó.— Mucha gente murió, Amy, creí que tú también lo harías.

— Nunca te dejaría, lo sabes, ¿verdad? — traté de sonreírle.

Asintió con lentitud.

— Te quiero, Amelie.— mis labios se abrieron un poco al escuchar aquellas palabras salir de la boca de Carl y mi corazón se enterneció cuando volvió a abrazarme.

— Yo también a ti.— mis labios se curvaron en una sonrisa dulce.

— No sé qué habría hecho si tú...— pasó una mano por su rostro.— Ya perdí a mi mamá, no puedo perderte también a ti...—

— Tranquilo.— posé mis ojos en los suyos y le sonreí con dulzura.

— Lo siento, lo siento.— se disculpó cuando solté un quejido después de unos segundos y se alejó, sorbiendo por su nariz.

— No te disculpes.— acaricié su cabello.— Ven aquí. — abrí uno de mis brazos para hacerle espacio en la cama.

Se acomodó a mi lado con lentitud y pasé mi brazo a su alrededor, atrayéndolo hacia mí con cuidado. Observé su rostro, sus ojos aún seguían algo brillantes producto de las lágrimas que habían brotado de ellos.

— ¿Cómo te sientes? — me preguntó.

— Como si un auto me hubiera pasado encima.— intenté bromear.

Llevé una mano a su cabello nuevamente mientras él apoyaba su cabeza en mi hombro. 

Sin duda Carl era lo más cercano que tendría a un hijo.

— ¿Dónde están los demás? — quise saber.

— Arreglando el muro.— fruncí mi ceño levemente y vio mi confusión.— Un camión chocó contra el muro y lo desestabilizó.

— Ya veo.— asentí.

Nos quedamos en silencio unos segundos.

— ¿Te traigo algo de comer? — me preguntó.

— No, tranquilo...— le dediqué una sonrisita.— Yo bajaré.

— Amelie...—

— Por favor, Carl, sabes que solo fue un pequeño corte.— traté de tranquilizarlo, aunque sabía que no había sido solo un rasguño, el maldito había dejado dos cicatrices bastante grandes en mi abdomen.

𝐋𝐎𝐘𝐀𝐋𝐓𝐘 || 𝙳𝚊𝚛𝚢𝚕 𝙳. /𝙽𝚎𝚐𝚊𝚗 𝚂.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora